En el parqueadero Cadisan se advierte a los usuarios que no hay responsabilidad por los objetos que se encuentran dentro del vehículo. Foto: Galo Paguay/EL COMERCIO
La oferta de parqueaderos en la ciudad es variada. Los usuarios que demandan este servicio recurren a estacionamientos públicos, aparcamientos privados, terrenos sin construcciones o vías para dejar sus vehículos momentáneamente. Pero no cuentan con mayores garantías.
Según las zonas y los horarios, en cada uno de estos espacios los administradores fijan las tarifas y condiciones del servicio a su criterio. En este, generalmente, no se incluye el cuidado de los automotores.
John Artieda, usuario, comentó que ha cancelado hasta USD 4 por una plaza de parqueo disponible cerca de la avenida Orellana, en la noche. “Hay personas que se adueñan de la vía y te obligan a pagar”.
Los montos para ocupar una plaza de parqueo van desde USD 0,40, en la zona azul, hasta USD 4, cerca de sitios de entretenimiento nocturno. El valor no incluye el cuidado.
Desde que se ingresa a un estacionamiento, en letreros o en los tiquetes, se advierte que no existe responsabilidad por objetos dejados en el interior del carro u otros perjuicios. Pero los usuarios recurren al servicio por la falta de alternativas.
Pese a que hace dos semanas se sustrajeron la computadora de su auto en una zona azul de Cumbayá, María José Beltrán sigue dejando su carro en estos espacios o en la vía pública.
Actualmente, no se cuenta con una norma para controlar la operación de los estacionamientos. En la urbe funcionan parqueaderos administrados por el Municipio, por empresas privadas, asociaciones o particulares. Pero no se dispone de un registro unificado.
Solo en el Sistema de Estacionamientos de Quito, administrado por la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), se cuenta con 12 648 plazas.
Para tener información sobre todos los estacionamientos y regularizar esta actividad, se cuenta con un proyecto de ordenanza. El informe para segundo debate está listo.
Con esta propuesta se aspira realizar un catastro de los parqueaderos formales e informales, organizar los estacionamientos en función del sistema integrado de movilidad y dar beneficios a los usuarios, enfatizó Patricio Ubidia, concejal de Alianza País y proponente de esta normativa.
Para evitar discrecionalidad en el momento de establecer las tarifas, se plantean parámetros técnicos en función de la oferta, demanda y estudios.
Patricio Ávalos, propietario del parqueadero Madrid, consideró que en la fijación de la tarifa se deberían analizar los gastos. En su caso, él paga dos guardias, servicios básicos, la cerca eléctrica. “Menos de un dólar no es rentable”.
José Rueda, quien cuida carros en la av. Isabel la Católica desde 1999, en cambio, mencionó que a veces hay usuarios que se van sin pagar la tarifa.
Por su parte, Mateo Burbano de Lara, gerente de Operaciones de UrbaPark, agregó que estos montos se deben fijar en función del mercado.
Aparte de los costos, en este proyecto se establecen mejoras para los usuarios. Por ejemplo, para los administradores de los parqueaderos será obligatorio contar con póliza de seguros, para asumir posibles perjuicios en los vehículos.
Se considera, también, solicitar que en los estacionamientos se disponga de cámaras de seguridad, guardias privados, se cuente con plazas para bicicletas, espacios preferenciales para personas con discapacidad y adultos mayores. Para estos grupos vulnerables, se plantea incluso la gratuidad del servicio. “El propósito es evitar los abusos que se han dado en ciertos parqueaderos”, sostuvo Ubidia.
Para Burbano de Lara, la propuesta de brindar el servicio gratuito a estos sectores resultaría difícil de implementar. Por esto, en su lugar, sugiere cobrarles el 50% de la tarifa.
Estos temas se discutirán en el Concejo en este mes. Eduardo del Pozo, vicealcalde, mencionó que hay la voluntad del Ejecutivo para tratar el tema, porque es positivo.
La organización de estacionamientos incide en la movilidad. Richard Hidalgo, consultor en Transporte, explicó que los parqueaderos pueden promover el uso de transporte público o generar congestión vehicular si se encuentran cerca de sitios de afluencia masiva.