Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá, lideró una encuesta en Quito sobre los hábitos de sus habitantes. Detectó nueve problemas que afectan al ciudadano.
La ONG Corpovisionarios, dirigida por usted, aplicó una encuesta para detectar algunas actitudes de los quiteños.¿Qué propósito encierra este tipo de encuestas sobre cultura ciudadana, como la realizada en Quito y en otras ciudades latinoamericanas?
El propósito es mejorar la convivencia en las ciudades. Es lograr que se pueda gozar y aprovechar, en el mejor de los sentidos, la pluralidad y la diversidad. Es, por lo tanto, luchar contra la violencia y la ilegalidad, que afectan a esos bienes.
En el caso concreto de Quito, ¿qué revelaciones se obtuvo de la encuesta?Se descubren nueve situaciones. Una de ellas, que parece no ser muy grave pero implica riesgos para las vidas, es la cantidad de personas que dice: “Yo tomé el autobús y este iba demasiado rápido”. Cerca del 70% de la gente no hace nada, el 30% restante hace algo. Más de la mitad de ese 30% corrige amablemente al conductor y en la mitad de los casos, este acepta la observación. Ahí, en ese grupo pequeño, no en el 70% que no hace nada, está el secreto de la solución.
En una ciudad como Quito, donde uno de los principales problemas es la movilidad, estos son datos para tener muy en cuenta.
Además, es una ciudad que tiene tasas altas de muertes por accidentalidad en el tránsito. En el 2009, en Quito hubo 19 muertes por accidentalidad por cada 100 000 habitantes. Casi dos tercios de las víctimas son personas atropelladas. En Bogotá, tenemos 8 ó 9 decesos por accidentes de tránsito por cada 100 000 habitantes.
En la situación específica de la accidentalidad, ¿cuál sería la solución?
Lo que imagino es un proceso mediado por universidades, autoridades, periodistas, que trabajen sobre cómo en Quito se puede hacer lo que yo llamo ‘sanción a la carta’. Al propio conductor que circula a velocidad excesiva se le diga “Venga y diga cómo se corrige”. Esto es un contrato pedagógico. La propuesta que tengo es que los propios conductores ayuden a encontrar la combinación de sanciones legales, morales y culturales que les ayudarían a cambiar de comportamiento. Corresponde organizar un taller para que los voceros de los choferes interactúen y ayuden a encontrar el camino.
¿Qué otros problemas se detectaron?
El tercer problema es la intolerancia a la diversidad. ¿Quiénes son las poblaciones más discriminadas? Las prostitutas y los homosexuales. Tres de cada cuatro quiteños no quisieran tenerlos de vecinos. Y cuatro de cada 10 no desearían vivir cerca de enfermos de sida. Y también se descubrió que cuatro de cada 10 quiteños no desearían tener en su vecindario a colombianos, roqueros y cubanos.
¿Qué está detrás de esa orientación respecto de esas personas?
Hay la combinación de hechos, prejuicios, explicaciones y estereotipos. Es cómodo echarle la culpa al otro.
¿Entre los quiteños impera el desapego a la ley?Entre las ciudades analizadas, Quito tiene la mayor disposición para desobedecer las leyes. También es mayor la predisposición al ‘linchamiento’. Es decir, es alto el porcentaje de personas que está de acuerdo con darle una golpiza a un ladrón y que los policías que atrapan a delincuentes deberían matarlos. En el 2009, murieron dos personas por causa del linchamiento en Quito. Además, tres de cada 10 quiteños consideran que es bueno tener un arma para protegerse.
¿Qué lectura da al hecho de que la mayoría de quiteños se muestra partidario de la desobediencia a lo establecido en la ley?
Hay muchas. Existen historiadores que dicen que hace más de 500 años vino de España la gente que tenía problemas con la ley. Eso es hilar muy fino y es difícil de probar. Creo que no se ha tenido la suficiente experiencia de que, si se siguen las reglas, la vida económica y social, sin duda, fluye mejor.
¿A qué se debe la desconfianza interpersonal en ciudades como Quito?
Cuando no hay ciudadanía, la relación entre seres humanos es anónima o basada en la familiaridad por razones de trabajo o familiares. La noción de ciudadanía está muy relacionada con la solidaridad, con la confianza y respeto por el desconocido. La mejor definición de ciudadanía que conozco: el derecho a tener derechos. Y yo siempre añado a esto que, además, es la obligación de reconocer que uno tiene obligaciones. Y por esa vía de los derechos y obligaciones, podemos respetarnos.
Usted señala que en ciudades como Quito hace falta aumentar el número de cooperadores de las buenas causas.¿Cómo lograrlo?Una persona tiene relación con las normas en dos frentes. Así, un vendedor ambulante está interesado en que la ley sobre estas ventas sea lo más laxa posible. Pero ese mismo ambulante, que camina con su familia cerca del lugar que vive, no encuentra aceras por donde pasar. En un caso es un agente económico y en el otro, es un ciudadano y a veces hay tensiones entre lo que uno y otro quisiera y reconoce.
Es decir, ¿las soluciones también deben salir desde quienes provocan los problemas?
Sí, indudable.
La encuesta se realizó a 1 600 personas, en mayo
Según una encuesta sobre cultura ciudadana, que se aplicó en el Distrito Metropolitano de Quito por Corpovisionarios, una ONG encabezada por Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá y ex candidato a la Presidencia de Colombia por el Partido Verde, hay nueve situaciones críticas que afectan a la convivencia en la ciudad.
Solo tres de cada 10 quiteños confía en los demás. Adicionalmente, la indiferencia es la respuesta de los habitantes de la capital del Ecuador frente a violencia a niñas y niños, que el 2009 registró 2 136 casos en la ciudad.
Además, el 54% de sus lugareños avala que un grupo de personas propine una paliza a un ladrón cuando sea atrapado.
Los resultados preliminares de la encuesta fueron entregados a las autoridades de Quito y serán analizados con líderes.
Se trata de la accidentalidad, las peleas o riñas entre borrachos en los barrios, la intolerancia a la diversidad o discriminación, la cultura del incumplimiento de la ley y de la ilegalidad y la predisposición a la justicia por mano propia. Además, la posición a favor del porte de armas, la indiferencia respecto de la violencia contra niñas y niños, la falta de confianza interpersonal y la desconfianza en las autoridades judiciales.
El estudio realizado en Quito, entre el 13 y 26 de mayo del 2010 con la participación de una encuestadora local y el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), incluyó a un universo de 1 600 personas de diferentes estratos sociales, que respondieron a 54 preguntas.
Fue parte de una serie de sondeos similares que también se aplicaron en Medellín, Bogotá, Ciudad de México, Monterrey, Caracas, Belo Horizonte y La Paz, que facilitan la realización de un análisis comparativo de los resultados obtenidos en las ocho ciudades.
Precisamente, la comparación permite establecer que en las ocho ciudades donde se realizaron los sondeos, Quito es la que refleja un mayor apoyo al linchamiento de delincuentes.
En el apartado de confianza interpersonal, que es otra de las situaciones críticas que se deben atacar en la ciudad, según Corpovisionarios, Quito apenas supera a la urbe brasileña de Belo Horizonte.