Cientos de personas llegaron al balneario de Guangopolo. Fotos: Diego Pallero / EL COMERCIO
Las seis piscinas de El Tingo lucieron llenas en el inicio del feriado por el 208 aniversario del Primer Grito de Independencia. Entre el 10 y 11 de agosto del 2017, unas 5 000 personas entraron al complejo. Por momentos, mientras un grupo entraba y otro salía, se formaron filas en la calle. La gente quería entrar para entretenerse en familia o con amigos en el día libre.
Según Eduardo Morales, administrador del balneario, cuando él llegó a las 06:00 del 11 de agosto ya había una larga fila de gente esperando por entrar. El lugar está abierto entre las 07:00 y las 15:00. Pero a partir de las 13:00 ya se pide a los bañistas salir, porque deben limpiar las piscinas para tenerlas listas para el día siguiente.
Seis personas forman parte del equipo de trabajo en ese lugar. Ayer estuvieron también tres policías metropolitanos que vigilaban que todo esté en orden y ayudaban a personas con discapacidad. También estaban pendientes por si algún niño se extraviaba, para reunirlo con sus padres. El policía Felipe Moreno explicó que ellos tienen la misión de quedarse desde que se abre el lugar hasta que sale el último bañista.
José Recalde y su hijo Wilmer, de 11 años, siempre visitan el lugar, porque les gusta nadar y distraerse. Cuenta que en un fin de semana normal entrar es fácil y tienen espacio para nadar y divertirse. En feriados como este les toca hacer cola, pero él cree que vale la pena esperar con paciencia con tal de que su niño esté contento. Su plan era ir a almorzar luego en el sector de El Triángulo, en San Rafael, o en algún sitio en Conocoto, que es donde ellos viven.
Un grupo de niños de entre 7 y 14 años se divertía en la piscina mientras Paulina Fabara, madre de Paulina tres de ellos los veía divertirse, sentada en una banca a la sombra de un árbol. Ella dijo que los chicos estaban contentos, pero que les apenaba no haber podido usar el tobogán.
Pero el administrador del complejo explicó que en los feriados no se prende el tobogán porque así se evitan riesgos. Tiempo atrás hubo un accidente porque debido a que había muchas personas, una joven no se retiró cuando un bañista se deslizaba y él la golpeó sin querer. Aunque el incidente no pasó a mayores, se resolvió cerrar el tobogán si hay mucha gente como en esta jornada, para garantizar la seguridad.
Morales iba de piscina en piscina con un megáfono, para pedir a la gente que se divirtiera sanamente: “cuidémonos todos, por favor, especialmente a los niños. Disfruten mucho, pero con cuidado”, decía.
Balneario de El Tingo. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Cuando hay demasiada gente esperando para entrar, Morales consulta con los administradores de otras piscinas, como la de Guangopolo, para enviar a los bañistas allá. Así es más seguro para los visitantes y se garantiza que puedan disfrutar de su paseo.
Ese balneario queda a unos 8 minutos en auto del complejo de El Tingo. En Guangopolo hay tres piscinas y la afluencia de bañistas es menor. El paisaje es uno de los atractivos del lugar. Hay familias que llevan una carpa para descansar adentro mientras los demás nadan.
Además de estos balnearios están disponibles otros como el de La Moya y Cununyacu. La entrada en todos los casos es gratuita.