Personas con discapacidad auditiva marcharon por las calles de Quito

Marcha de la Federación de Personas Sordas del Ecuador a favor de sus derechos. Foto: Pavel Calahorrano / EL COMERCIO

En lugar de gritar, o usar silbatos, las personas levantaban las manos y con las palmas abiertas, las agitaban. Fue una marcha silenciosa. Unas mil personas caminaron desde el Parque Julio Andrade, ubicado en la Veintimilla y 10 de Agosto, en el centro-norte de Quito, hasta el edificio del Gobierno Provincial de Pichincha, frente a La Alameda, en el centro de la ciudad. Lo hicieron con un solo objetivo: reivindicar los derechos de las personas con discapacidad basándose en los principios de igualdad y justicia.
El evento fue organizado a propósito de la declaración por parte de la Organización de las Naciones Unidas del 26 de septiembre como el Día Internacional de las Personas con Discapacidades Auditivas.
En el país, el Conadis y la Federación Nacional de Sordos trabajan en conjunto con los movimiento sociales para potenciar el respeto hacia las personas que tienen distintos niveles de discapacidad auditiva. A nivel nacional, según el Conadis, están registradas cerca de 425 000 personas con algún tipo de discapacidad. De ellas, unas 112 000 tienen problemas auditivos.
En la marcha participaron aproximadamente mil personas, provenientes de 20 provincias del país. Pudieron llegar hasta la capital gracias al apoyo del Conadis, del Ministerio de Educación, del trabajo, a las instituciones afines.
Una vez que llegaron a la explanada del Gobierno Provincial se trabajó en procesos participativos y en una casa abierta.
Para Javier Torres, vicepresidente del Conadis, uno de sus logros ha sido fortalecer a la federación con el apoyo del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). Hoy cuentan con el reconocimiento legal de los intérpretes: personas que se dedican a ‘traducir’ el lenguaje hablado al de señas. Además, los intérpretes van a tener ya una certificación. Otros de sus logros ha sido haber implementado un diccionario de lengua de señas y tener con las universidades -junto con la Senescyt- la planificación para crear la carrera de intérpretes de lengua de señas.
“Son procesos que enseñan que se puede encontrar soluciones, pero que aún se necesita fortalecer el tema educativo. Tener más acceso a la educación participativa y especializada, el promover los intérpretes ayuda a mejorar la base fundamental de la plena inclusión”, señala Torres.
La caminata fue pausada. Las personas ocuparon los carriles sentido norte-sur de la avenida 10 de Agosto. Por la seguridad de los participantes, el trayecto se cercó con cinta amarilla, para delimitar la ruta. Torres agradeció a la Secretaría de Movilidad por haber ayudado a agilitar los permisos para la realización del evento. Llegaron personas de Guayas, Manabí, Carchi, Pichincha, Quevedo. Para trasladar a la gente fue importante el apoyo de la Secretaría Técnica de Discapacidades. Ellos financiaron parte de los buses para la movilización.
Participaron personas con diferentes niveles en cuanto a discapacidad auditiva, por ejemplo, baja audición y sordos totales.
El pedido básico fue la inclusión educativa. Durante décadas no hubo mucha atención, pero según Torres, en los últimos ocho años se ha tenido victorias. No obstante aún hacen falta soluciones. Su objetivo es hacerse presentes en la sociedad.
Torres destacó que las personas con problemas auditivos tienen cualidades especiales para el trabajo. Por ejemplo, tienen excelentes niveles de concentración, no se distraen, desarrollan destrezas con las manos… Pueden ser grandes controladores de calidad. Atienden mucho los procesos de mejoras de servicios, dedicadas en su mundo de silencio que les permite involucrarse y comprometerse.