Una estudiante cruzaba por la calle Manglaralto, en la mañana del miércoles pasado. Se paró sobre la vía del ferrocarril. El motorista del autoferro pitaba constantemente. En sentido contrario, por el carril convencional, venía un bus. El espacio entre un costado del bus y del autoferro era escaso. La estudiante quedó en medio de los dos. Ella extendió su mano para que el bus pare y se subió.
Pese al peligro de cruzar sin cuidado por la ruta del ferrocarril, hay quienes parecen ignorarlo. Al viajar en este vehículo se puede notar la falta de una cultura de respeto al trazado de los rieles.
En la Villa Flora, por ejemplo, hay tres cruces. Personal de Ferrocarriles del Ecuador hace un operativo de avanzada en dos motos y un auto, para detener el tránsito. La empresa tiene estudios que señalan que una locomotora frena a un metro por cada kilómetro/hora que recorre. Es decir, si va a 20 km/h, se detendrá a 20 m.
[[OBJECT]]
Pese a las advertencias de los motorizados y de quienes sostienen letreros de Pare, un bus dio retro en plena línea férrea y tres peatones corrieron delante del autoferro. Ruth Rojas, quien trabaja en un supermercado en la calle Casitagua, dice que ha visto enfrentamientos verbales entre los custodios del tren y otros conductores. Cree que los motorizados tienen parte de responsabilidad porque, según ella, no alertan a tiempo al resto de usuarios.
En el mismo sector vende frutas Lucinda Pichucho. Cuenta que vio a una chica pasar sin precaución por los rieles. Se asustó porque llegaba el tren y no se había fijado. Tres autoferros y una locomotora electrodiésel (con cuatro o cinco coches) cumplen las cuatro rutas en el tramo Quito-Latacunga. De jueves a domingo hay dos salidas turísticas diarias desde Chimbacalle, en autoferro y en locomotora, desde las 08:00.
Además, niños, personas de la tercera edad o con discapacidad pueden acceder al programa Conciencia Social sobre Rieles, con paseos gratuitos a Tambillo, cada miércoles, a las 10:00.
El miércoles, en un recorrido por esta última ruta, se registraron constantes imprudencias de conductores y de peatones. Hay puntos críticos como en la estación del trole de El Recreo, en la Manglaralto y Maldonado o en el sector del Mercado Mayorista. En el cruce con la Morán Valverde no había señales de línea férrea. Allí, personal de Ferrocarriles intentaba detener el tráfico.
Pero en ese y en otros puntos hay conductores que aceleran para pasar antes del autoferro. Cerca del Mayorista se colocaron estacas, para evitar que los camiones se estacionen y bloqueen el paso. Muchas de ellas están rotas. El miércoles, el chofer de un camión se detuvo, pese a que el motorista Gonzalo Armijos pitaba constantemente, pidiendo paso.
María Belén Alarcón tiene un puesto de comidas en la Manglaralto y Balzar y cuenta que los conductores de autos siempre quieren ganarle al autoferro. Cuando los motorizados les impiden pasar, ellos responden con insultos.
En promedio, entre Quito y Latacunga mensualmente viajan unos 3 000 turistas, en las vacaciones. En temporada baja, suele haber unos 2 300 por mes. Además de turistas, en la locomotora se transporta material para la vía.
En algunas intersecciones, aparte de señales de Pare y de Cruce de tren hay letreros de límite de velocidad (20 km/h). La señalización vial urbana es responsabilidad del Municipio, mientras que de la señalización rural está a cargo del Ministerio del Transporte, según la Policía de Tránsito. Los letreros actuales en el trayecto del ferrocarril en Quito fueron iniciativa de Ferrocarriles del Ecuador. La Policía de Tránsito hizo los estudios.
Según Jorge Eduardo Carrera, gerente de la entidad, la planificación de los operativos de avanzada se hace de acuerdo con los cruces y recorridos. Luego de los accidentes en Quito y en Alóag se ha adelantado un trabajo de socialización, para que la comunidad aprenda a convivir con el tren.