Pasajes vuelven a debate en el Municipio de Quito

En avenidas como la 12 de Octubre son comunes los correteos entre unidades. Foto: Misael Morales / EL COMERCIO

En avenidas como la 12 de Octubre son comunes los correteos entre unidades. Foto: Misael Morales / EL COMERCIO

En avenidas como la 12 de Octubre son comunes los correteos entre unidades. Foto: Misael Morales / EL COMERCIO

Este miércoles (5 de junio del 2019) se cumple el plazo que la Secretaría de Movilidad pidió al alcalde Jorge Yunda para analizar el proyecto de ordenanza de política tarifaria para el transporte público de la capital.

La normativa fue elaborada en la administración pasada y no se trató en el Concejo, por falta de quórum en dos sesiones. Pero la historia comenzó mucho antes. En marzo del 2015, el Municipio instauró un plan de compensaciones hasta junio del 2017. La idea era que el servicio mejorara y que, luego de una evaluación, se subiera el pasaje, que lleva más de 16 años congelado en 25 centavos.

Vencido el plazo, ni se subieron los pasajes ni se pagaron compensaciones, hasta que el Concejo aprobó un nuevo subsidio por entre cinco y 18 meses.

Este puede suspenderse antes de agosto, si se aprueba la ordenanza de política tarifaria. También está pendiente el Sistema Inteligente de Transporte y la reestructuración de rutas y frecuencias. Todo debe estar listo para el inicio de operaciones del Metro de Quito, que según la Empresa podría ocurrir en abril del 2020. Sin embargo, Guillermo Abad, secretario de Movilidad, prefiere ser más conservador. Por lo riguroso de las pruebas del sistema, amplía el plazo a junio.

La calidad en el servicio es el punto en discordia entre autoridades y transportistas. Los primeros creen que debe haber mejoras para subir el pasaje y los segundos dicen que sin dinero no es posible.

Para el gremio del transporte, es urgente que se concrete el alza del pasaje. Jorge Yánez, uno de sus dirigentes, afirma que por años han pedido al Municipio resolver el problema de los “tallarines de rutas” y que eso no ha pasado. Y agrega que a la autoridad le compete entregar vías expeditas y descongestionadas.

Reconoce que hay fallas en el servicio, pero afirma que hacen falta más ingresos para, por ejemplo, capacitar a los conductores. “Como inversionistas que ponemos nuestro capital al servicio de la movilidad, recibimos pésima mano de obra de las escuelas y nos toca volver a capacitar”. Según Yánez, los estudios del Municipio habrían señalado que la tarifa ya debería estar en 45 centavos, pero sigue en 25.

El gremio, dice, jamás estuvo de acuerdo con que se paguen compensaciones sino que pedía una tarifa técnica. En sus primeras reuniones con Abad y Yunda vio apertura, aunque cree que no será fácil subir la tarifa porque es una propuesta que suele tener oposición.

Mientras tanto, en ciudades como Guayaquil, Cuenca, Ibarra o Manta el pasaje ya subió, pero en Quito eso está en pausa. Para Yunda, es necesario que la gente pueda bajar de un Metro organizado -con wifi, unidades nuevas y buen servicio- a buses que estén a ese nivel. Eso incluye contar con unidades eléctricas, para mejorar la calidad del aire en la urbe.

Este tipo de vehículos hacen falta, pero es muy complicado que se adquieran en el corto plazo, dice el consultor en movilidad Roberto Custode. Mientras un bus convencional a diésel puede costar de USD 80 000 a USD 90 000, un eléctrico estaría en USD 250 000.

No es posible cambiar toda la flota por buses eléctricos, porque estos deben comprarse según la ruta en la que serán usados, según Custode. Algunas unidades tienen una autonomía de 40 a 50 km con una recarga que toma entre cinco y 10 minutos. A otros, una carga de siete horas les alcanza para recorrer entre 250 y 350 km. Además, hace falta que Quito invierta en infraestructura.

Pero “la calidad del transporte es una entelequia mientras no se evalúe con números”, dice Custode. Por ello, cree que la condición para subir el pasaje sería que las empresas destinen parte de esos ingresos a contratar un auditor externo que evalúe los parámetros de un manual de calidad elabo­rado técnicamente.

Estos temas serán considerados en el informe que Abad entregará tras revisar el proyecto de ordenanza. Adelantó que solicitaría a expertos de universidades hacer sugerencias sobre la propuesta, basada en la consultoría contratada en la Alcaldía de Mauricio Rodas.

El Secretario señala que el propósito de la nueva administración es organizar y fortalecer el transporte público municipal y convencional, bajo una lógica empresarial.

Pero cree que es hora de revisar las tarifas, porque así la ciudad ahorraría USD 70 millones: 45 de la Empresa de Transporte de Pasajeros y 25 por las compensaciones al transporte público convencional.

Según el proyecto de ordenanza que recibió, el pasaje subiría a 35 centavos antes del Metro, con las mejoras pasaría a 45 y el valor por interconexión con el Metro sería 25 centavos adicionales, explicó.

Poner en marcha un modelo efectivo de caja común sería el requisito mínimo para subir el pasaje, opina la coordinadora técnica de la Asociación de Peatones, Karina Gallegos.

Señala que se podría considerar el ejemplo de Cuenca, en donde un consorcio está a cargo de la recaudación y de la administración del transporte privado.

Suplementos digitales