Francisca Pallares se encontraba al mediodía de ayer acostada en el bien cuidado pasto del parque Julio Andrade, ubicado en el sector de La Mariscal. Eran las 12:00 y había un intenso sol.
La estudiante de 19 años aprovechó la sombra de un gran árbol para descansar y leer un poco de biología. Usaba jean, blusa blanca y gafas oscuras.
“Me parece chévere como está ahora este parque, antes estaba descuidado y ni loca lo visitaba”, comentó, mientras miraba a su novio, Galo Enríquez, que se acercaba desde la 10 de Agosto.
Ayer se reabrió el restaurado parque. Las obras fueron ejecutadas por el Fonsal, desde abril de este año. Se invirtieron USD 750 000. Este espacio de recreación tiene 12 600 m².
Jorge García es dueño de una caseta de dulces que está en el parque, desde hace 30 años. Dice que antes de la remodelación había una bomba de agua en el medio, los caminos estaban destrozados, el pasto descuidado y no había luz por las noches.
Ahora luce diferente, el piso fue cambiado por adoquines de arcilla de colores rojo, amarillo y azul, que se encuentran sobre amplios caminos, el césped fue cortado y está verde, los árboles peligrosos fueron talados, se sembraron 40 nuevas plantas de especias nativas que aportan verdor y frescura. También se colocaron 50 lámparas ornamentales en todo el recorrido.
Además, hay 85 parlantes para que los transeúntes escuchen música instrumental, funcionan desde las 07:00 hasta las 23:00.
Pallares y su novio recorrieron el lugar, uno de los sitios que más admiraron fue la esquina que da a las calles Ulpiano Páez y Ramírez Dávalos. Ahí hay 35 monumentos rectangulares de cristal.
Estos forman parte de un homenaje a la memoria de 35 personas que, según el informe de la Comisión de la Verdad de junio del 2010, fueron las víctimas de la violencia política entre 1981 y el 2000. “Me parece una buena idea que se les haya recordado de esta forma”, dijo Enríquez.
Manuela Ayala y Martha Vega también visitaron el parque ayer. Ellas son servidoras públicas y todas las tardes, de 12:30 a 13:30, aprovechan la hora de almuerzo para caminar. “El parque está lindo, ojalá la gente no lo destruya”, expresó Ayala, quien se indignó al ver que uno de los parlantes fue arrancado.
Mientras recorrían el lugar les llamó la atención los 10 cañones de agua que se ubican a los costados del camino. De estos salen chorros de agua de forma sincronizada y están en medio de las plantas. “Es un lindo espectáculo, no había visto algo así”, comentó Vega.
En el medio del parque hay cinco monumentos que representan a personajes de la época Liberal: Alejandro Cárdenas, Roberto Andrade, Julio Andrade, Carlos Concha y Ulpiano Páez. Ellos son recordados con estatuas de bronce. Marcelo Tarré Andrade, nieto del general Julio Andrade, dijo que se siente gratificado de que la memoria de su abuelo sea honrada. Sin embargo, espera que la ciudadanía cuide el parque “ya que es de todos los quiteños”.
Karina Núñez, técnica del Fonsal, dijo que se ha enfatizado en la iluminación. “Para dar más seguridad, se destinaron tres guardias fijos”.