El polvo que queda mientras avanzan las obras en las instalaciones de la ex terminal Cumandá se convirtió en lodo, en la mañana del miércoles. Una fuerte lluvia cayó en Quito y entre los escombros del lugar, que se cerró el 7 de julio del 2009, se formaron inmensos charcos que dificultaban el trabajo de los obreros.Ellos no detuvieron el trabajo. El propósito es cumplir el cronograma previsto para concretar la reutilización de la antigua terminal de buses. Patricio Guerrón, a cargo de las obras, dijo que desde noviembre del 2009 se han cumplido ya varias fases del proyecto.
Luego de los estudios preliminares, son tres las etapas cumplidas, en lo relacionado con la obra civil. La primera fue la recuperación de la Plaza de la Integración, que alarga el paseo de La Ronda hasta la intersección entre la calle Morales y la avenida Maldonado, en donde funcionaba la terminal.
Actualmente, todas las casas del sector están pintadas de blanco. Lejos quedó la imagen deteriorada que presentaban y se han convertido en un atractivo turístico más de la zona.Tras la remodelación de las casas, en donde aún hay obreros haciendo reparaciones internas, vino una etapa de derrocamientos menores, en el interior de la ex terminal. Allí se liberaron puertas y ventanas, se derrocó la mampostería y, además, se removieron las instalaciones eléctricas.
Ahora, el propósito es cumplir hasta el 30 de noviembre con un cuidadoso derrocamiento de las estructuras que desaparecerán definitivamente, pero protegiendo aquellas que se usarán para el proyecto del Parque de la Física, que estará en la terraza.
Guerrón afirma que en este caso, el avance de las obras va en un 28%. La seguridad en el sector de La Ronda mejoró, según Guillermo Vicuña. El miércoles, él trabajaba en la decoración de El Viejo Café, un local que hace tres años funciona cerca del Puente de los Gallinazos, junto al área remodelada,
Cuenta que tras la inauguración de la Plaza de la Integración, hay más seguridad en el sector. “Antes no se podía bajar por ahí, porque en la terminal se escondía la gente que roba. Era peligroso. Al fin les sacaron del lugar”.
Esta fue una de las prioridades del Fonsal, entidad a cargo de las obras. Guerrón afirma que para trabajar bien era fundamental recuperar el espacio público.
Sin embargo, los vecinos del sector aún no sienten que su barrio se haya vuelto más seguro. Doña María N. vive desde hace 17 años en la zona de en frente de la antigua terminal.
“Aquí de seguridad se ve muy poco. Los que venden la droga se pasean siempre, más los fines de semana. Arriba hay un retén, pero es como si no hubiera”, dice.
Reconoce que en las últimas semanas ha visto más personal de seguridad privada. Esa estrategia ha funcionado más en el área turística de La Ronda.
Pero este es un problema que, según Guerrón, podrá solucionarse conforme avancen los trabajos, que tienen previsto terminarse en dos años desde su inicio.
Una de las acciones inmediatas, que arrancaron esta semana, es la construcción de dos puentes que conectarán a la ex terminal con La Loma y con San Sebastián.
Intervenciones en calles Fernández Madrid y en el pasaje Portilla también son parte del proyecto de recuperación del tradicional sector.