En la cima de El Panecillo se desarrolló el quinto día de la novena quiteña. Decenas de personas se congregaron en este lugar para cantar y rezar.
El evento religioso comenzó a las 18:30 con la presentación de un grupo folklórico de danza, seguido por un repertorio de villancicos y el rezo de la novena.
Alfredo León, administrador zonal de La Mariscal, indicó que en varios sectores de la ciudad se realizan novenas, pero él considera que la de El Panecillo es emblemática por la presencia del pesebre gigante y la virgen de Legarda iluminada de los colores representativos de la Navidad: verde y rojo.
Este día de novena, también estuvo acompañada de los coros navideños conformados por niños, danzantes y artistas que llenaron el ambiente de colores y música.
Rocío Ríos, que asistió a la novena, considera que es importante mantener esta tradición porque “se refleja el verdadero significado de la Navidad”. También Eduardo Prado, opinó que este tipo de eventos de fe sirven para unir a las familias y amigos.
Además de participar en la novena, los asistentes no desaprovecharon la oportunidad para degustar un canelazo o un plato tradicional quiteño, que se venden en los puestos de comida en El Panecillo.
En cambio, otras personas admiraban las estructuras metálicas del pesebre o se tomaban fotos.