La noción de gobierno colonial se expresa materialmente en Quito, capital aborigen ocupada por los incas hasta 1534, con la fundación de las llamadas Casas Reales, patronímico que en la misma España no llegaba a tener vigencia a tiempo de su fundación.
Solo había Casas Reales de las Audiencias (Córdoba, Valladolid y Sevilla). Pero Quito esperó 29 años para convertirse en Audiencia, con privilegios y derechos.
Por supuesto, como ciudad hispana tuvo una singular relevancia: obtuvo pronto su Escudo de Armas, en marzo de 1541; Obispado, abril de 1545, Título de Ciudad Muy Noble y Muy Leal, 1556.
Y como Real Audiencia, el 29 de agosto de 1563. Los señores de la naciente audiencia pasarían tres décadas de angustias y solicitudes para que la nueva urbe, que iba creciendo aceleradamente, tuviese la potestad de ser la Real Audiencia y, con el título, disponer de las Casas Reales para el gobierno.
Gracias a estudios de Enrique Muñoz Larrea y Diego Sánchez, con paleografía de A. Costales, podemos registrar el mandato: “ Casa de Audiencia. 1. Primeramente ordenamos y mandamos que en la dicha ciudad de San Francisco del Quito haya Casa de Audiencia, donde estén y habiten los dichos nuestro Presidente y Oidores, y esté nuestro sello Real y registro y cárcel y alcalde de ella, y la fundición, etc.”.
Surgen preguntas: ¿Por qué Benalcázar y sus soldados no ocuparon las primeras noches, casas de lo que sería la Plaza Mayor, y tendrían que albergarse en unos aposentos incas situados en la llamada luego ‘Placeta de la Fundación’, esquina de Olmedo y Benalcázar? Se está interpretando que en la plaza mayor no había condiciones para ubicar casas de gobierno, apenas las del Cabildo y Palacio Arzobispal, luego la Catedral, a cuyas espaldas pasaba la quebrada Zanguña.
Tan importante era para España que la casa de gobierno estuviera en la plaza principal de la ciudad, que abundan documentos solicitando el traslado de las Casas Viejas Antiguas (de la placeta) hacia la Plaza Mayor, donde estaban los comerciantes y el poder.
Es obvio notar que la ubicación de las casas de gobierno en la Plaza Mayor tenía un simbolismo excepcional, no solo como representación de la Corona y del Estado español sino porque en cada plaza respetable de América el Estado se hacía presente con las Casas Reales de la Audiencia.
Fueron ubicadas en el paramento occidental de la Plaza Mayor, cuando se remataba el viejo inmueble de Diego Rodríguez de Ocampo, oportunidad que fue aprovechada, para que allí se ubicaran los signos del poder y de la política, desde 1612. Se efectuó el traslado de la Casas Viejas de la Audiencia, a lo que sería el Palacio de la Audiencia, ocupando la mitad de la cuadra del actual Palacio.
Las catástrofes naturales (terremoto de 1627) y las convulsiones políticas y aun revoluciones, no han logrado desde entonces hacer mella en el Palacio de la Audiencia ni en el actual Palacio de Gobierno, a lo largo de 400 años.
Tanto en la Colonia como en la República, el Palacio es el símbolo de la nacionalidad ecuatoriana. Su estructura y belleza arquitectónica representa al Estado ecuatoriano y a la ciudadanía de todo el país. Hacemos votos porque la historia no haga propicia la ocasión en que el Palacio de Gobierno pudiera ser removido.