La conductora del jeep que atropelló a los dos niños y a su madre, el pasado domingo, en el sector de Carcelén, pidió perdón a Nelson Guaranga, padre de los menores fallecidos.
Explicó que a la hora de tomar la curva, sus manos se quedaron “truncadas” en el volante y perdió el control del carro.
El Juzgado Sexto de Tránsito dispuso la ratificación de la prisión preventiva, el retiro de su licencia de conducir y la prohibición de enajenar el vehículo.
Guaranga tiene 26 años y es mecánico industrial. Aseguró que el pedido de perdón de la culpable no es suficiente, porque no repara la pérdida de sus hijos y el dolor por el delicado estado de salud de su esposa. “Solo quiero que se haga justicia, el perdón no repara la muerte de mis niños”.
Desconoce cuándo le darán el alta a su esposa, Flor Uyunkar. “Ella sigue malita, pero está recuperándose. Ya le amputaron el brazo y tiene golpes en el pecho y en el hombro”.
En la tarde del domingo, Nelson y su familia esperaban un taxi para trasladarse al domicilio de un amigo que cumplía años. Estaban ubicados sobre la acera de la av. Galo Plaza y Juan de Selis. Guaranga recuerda que escuchó un fuerte frenón y cuando regresó a ver el jeep estaba cerca de ellos.
“Yo me lancé al piso. Cuando me levanté busqué a mis hijos y a mi esposa”. A Kevin, de 7 años, lo encontró atrapado entre el carro y el cerramiento, ya sin vida. A su hija Dayana, de 5 años, la halló tendida en un jardín tras el cerramiento. Su esposa estaba con las piernas debajo del vehículo y su brazo derecho casi destrozado. A los pocos minutos llegaron al lugar miembros de la Policía y del Cuerpo de Bomberos.
Desde enero hasta mayo de este año, 133 personas han fallecido en Quito por los accidentes de tránsito. En la ciudad se realizan campañas para sensibilizar a los conductores sobre el respeto al peatón. Por ejemplo, en algunas intersecciones, hay jóvenes que muestran carteles con mensajes.