Desde hace nueve años decenas de trabajadores independientes se concentran en la plaza central de Tumbaco. Lo hacen para ofrecer sus servicios en diferentes ámbitos, especialmente el de la construcción.
Ese punto del centro de la parroquia, ubicado en las calles Francisco de Orellana y Eugenio Espejo, es conocido como ‘La parada de los trabajadores’.
Así lo relata Miguel Torres, quien se dedica a la construcción desde hace cuatro décadas. Carpinteros, plomeros, pintores y peones esperan en ese espacio verde hasta que aparezca alguna persona que los contrate. “El acuerdo es verbal y la mayoría de veces solo lo hacen con uno”, comentó. Hasta la ‘parada’ llegan de otros cantones. Jacinto López (de 26 años) es un obrero de la construcción que vive en Cayambe y todos los lunes está en la plaza de Tumbaco. Sale a las 05:00 desde su domicilio. Dos horas después llega a este lugar a la espera de que lo contraten.
“El trabajo ha bajado. Por eso hay bastante gente esperando en la parada”, comentó. Mariano Morán, en cambio, emigró desde la Costa y actualmente reside en La Morita. Cree que las autoridades deberían controlar y establecer una tarifa referencial para el pago a los trabajadores de la construcción.
“Algunas personas pagan lo que quieren. El precio por obra es aproximadamente USD 150 semanales”. Los contratan para obras ubicadas, preferentemente en El Quinche, Pifo, Yaruquí y también en Tumbaco.
[[OBJECT]]En la parada de trabajadores no hay ninguna asociación ni tampoco tienen personería jurídica. Eso dificulta su regularización.
Según José Salazar, habitante de Tumbaco, como medida de seguridad es necesario saber bien a quién contratar. En su caso, aseguró, primero pide referencias a otros moradores sobre la persona a la que le asignará el trabajo. “No todos saben del oficio y algunos aprovechan solo para hacer fechorías”, apuntó.
En Los Chillos, la realidad se repite en el sector de El Triángulo. Los lunes se pueden ver entre 70 y 80 trabajadores; el resto de la semana baja a unos 40. Hay albañiles, electricistas, plomeros, soldadores, ayudantes y ‘maestros mayores’.
Aproximadamente la cuarta parte de estos trabajadores llega de otras jurisdicciones como Chimborazo, Cotopaxi y el norte de Pichincha, como Cayambe. Desde las 06:30, se los puede ver. Unos esperan sentados y, otros, de pie apoyados en la pared del centro comercial cercano.
Una característica son sus mochilas. Generalmente, están sobre su espalda. Los más creativos, las colocan en el suelo y sacan varios de sus instrumentos de trabajo. Tubos, serruchos, soldadoras… son algunas de las herramientas que están en el piso. Las maletas que pertenecen a los trabajadores que no viven en el valle o en Quito son más abultadas. En estas llevan sus prendas de vestir. “Dejamos nuestras tierras porque necesitamos trabajar”. Así lo señaló Rodrigo Quishpe, de 40 años. Él vive en Salcedo, Cotopaxi, y viene cada mes para encontrar trabajo en la construcción de una casa o mejor todavía en un conjunto residencial. Este trabajador es uno de los más antiguos. Lleva 25 años como albañil y unos seis años que viene al sector.
En este oficio, ha pasado varios inconvenientes. Uno de ellos es la inestabilidad laboral. “No tenemos un trabajo seguro. Los arquitectos o maestros mayores nos llevan por un período de dos a tres meses, nada más”, indicó. Luego de concluir con la obra, se ha quedado sin trabajo por el lapso de seis meses hasta un año. Sin embargo, ha logrado mantener a su familia que vive en Cotopaxi.
La situación laboral de estos trabajadores no es óptima. A ellos les afecta tres aspectos: la temporalidad, la posibilidad de que se los vuelvan a contratar y la falta de capacitación. Así lo explicó Hermel Flores, presidente de la Cámara de la Industria de la Construcción.
En una obra solo se puede contratar a los trabajadores por períodos. Hay unos que trabajan en la primera etapa como los albañiles y plomeros.
Luego vienen los acabados de las casas o edificios, ahí se requieren otros trabajadores que sepan: pegar baldosa, pisos flotantes, paneles en cuartos y demás. Todo depende de la obra, expresó.
El dirigente señaló que como Cámara han realizado cursos de formación. Otra opción es el Servicio Ecuatoriano de Capacitación Profesional.
En contexto
Los valles de Tumbaco y Los Chillos se mantienen como zonas de expansión inmobiliaria en el Distrito Metropolitano. Por esto, la demanda de mano de obra es alta. Sin embargo, los obreros calificados son los que tienen más demanda.