El pasado 7 de abril, en las calles Tegucigalpa y Nicaragua (San Juan), el muro de contención de una casa se desplomó. Los escombros cayeron en el patio trasero de la vivienda de la familia Galarza. Al día siguiente empezó el apuntalamiento del talud, la limpieza y la colocación de un plástico.
Tres meses después, el lugar mantiene casi la misma apariencia. El plástico cubre la parte superior de la ladera, pero una roca (de 1 metro de diámetro, por 1 de alto), que cayó el día del derrumbe, permanece en el patio de la vivienda.
Ángel Galarza, dueño de casa, contó que el Municipio le dijo que iba a construir el muro, pero hasta el momento solo han llegado con planos. “Hace 15 días nos dijeron que empezarían con la construcción, pero no han vuelto”. Maritza, hija de Ángel, contó que el Cabildo no había retirado la piedra porque tienen que entrar a la casa con tractores.
Victoria Pillot, de la Dirección Metropolitana de Gestión de Riesgos de la Secretaría de Seguridad y Gobernabilidad, informó que “a esa roca la dejaron porque si es que hay algún evento de una magnitud no muy alta, detendría el material”. Agregó que muchas veces no pueden intervenir porque son casas particulares y podrían ser demandados por los propietarios, si llegasen a creer que el Municipio actuó mal.
Sobre la construcción del muro, Pillot dijo que el pedido está hecho y consta en la reforma presupuestaria. “Estamos monitoreando constantemente para ver si es que el lugar tiene que ser desocupado. Mientras tanto, los técnicos consideran que hasta construir el muro, puede ser habitado”.
Christian Costa es una de las 10 personas que vivía en la casa que se derrumbó y tuvo que abandonarla. Él se mudó con su familia a La Vicentina, donde un familiar. “El proceso ha sido muy largo. Estoy preocupado porque se va a perder el verano”, comentó.
En otro barrio, en La Libertad, en la Escalinata Rodrigo Paz, un derrumbe (en el cual se desprendió el patio de una casa), ocurrido el 6 de abril, obligó a cinco familias (25 personas) a evacuar. Se fueron a vivir al sector de los Dos Puentes. En el sitio del derrumbe, el Municipio derribó la casa, limpió el terreno y colocó un plástico sobre la ladera.
José Chicaiza vive en la casa vecina de la que se desplomó. Las paredes de su vivienda sufrieron daños cuando limpiaron el sitio. “Quiero saber qué van a hacer, porque quiero arreglar mi pared, para evitar que me roben otra vez”, dijo molesto.
En el norte de la ciudad, en el Comité del Pueblo, vía La Bota, hay un terreno baldío. El 24 de abril hubo un derrumbe que forzó a dos familias (ocho personas) a evacuar. Para evitar futuros riesgos, el Municipio derribó las casas y aplanó el área. Casi tres meses después, el lugar se convirtió en un botadero de basura: botellas, bolsas, papeles y hasta una tabla para planchar.
Marisol Sánchez vive al lado de las dos casas que se desplomaron. En su patio hay fisuras en el piso y en las paredes. Efraín González, propietario de la casa en la cual vive Sánchez, levantó un cerco en el terreno baldío porque la gente empezó a utilizar la quebrada para tirar desperdicios.
Los evacuados viven en Palo Alto, en el norte de Quito. Ambas familias dijeron que sí han recibido la ayuda prometida por el Municipio para costear los arriendos.
Paluco, en el sector de Monjas, al oriente, es otro de los sectores afectados. Después de un mes y 17 días del derrumbe en el que murió Manuel Mesías Sánchez, el lugar no ha cambiado. El plástico colocado por el Municipio, permanece sobre el talud.
Leonor Cuasquén, vecina de la casa derrumbada, explicó que después de evacuar a las dos familias (siete personas) los trabajadores del Municipio no regresaron. Ella y sus vecinos están preocupados porque la casa abandonada es refugio para los ladrones.
Está previsto que hasta septiembre se construyan los muros de contención. “Hay que completar con una calificación y estudio de riesgo para ver si puede ser mitigado”, aseguró Pillot. Solo cuando el estudio concluya, se ejecutarán los trabajos.
Cristóbal Lalangui, presidente del barrio La Forestal, ( allí el 4 de mayo ocurrió un derrumbe que dejó cinco muertos), contó que las 81 familias evacuadas han recibido USD 200 cada mes como fue el compromiso del Municipio. Esa ayuda fue ofrecida para tres meses, que ya se cumplieron, y por ello está preocupado.
Según Pillot, la reforma a la ordenanza amplió la entrega de la ayuda de tres a seis meses. “En caso de que no haya solución habitacional definitiva, podría extenderse otros seis meses”.
Estaba previsto que a los vecinos de La Forestal les construyan casas en La Mena II. De acuerdo con lo planificado, los trabajos empezarán en agosto de este año.