El pavimento nuevamente cubre la calle Manuel Serrano, del barrio La Florida, en el norte de Quito. La calzada se destruyó en marzo, por el fuerte invierno que también causó inundaciones. Se registraron hundimientos en la calle y daños en las viviendas cercanas.
Luis Burbano, gerente de saneamiento de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), explicó que se ha superado la emergencia en el sector con la construcción de un nuevo sistema de drenaje profundo, que complementará el existente en Quito.
Desde hace unos ocho años, se iniciaron estos trabajos en la ciudad. Obras similares se ejecutaron en otros sitios como el Centro Histórico o el sector de Los Dos Puentes. Según el funcionario municipal, hasta el momento se ha trabajado el 40% de lo que la ciudad necesita.
Problemas como el de La Florida se dan porque, según el experto, con el crecimiento de la ciudad hay mayor demanda en servicios públicos. Esto se suma a que los ductos que drenan aguas servidas y aguas lluvia en Quito ya han cumplido su vida útil.
El sistema de colectores, que en su mayoría tiene más de 50 años y es de piedra, cal y hormigón, se ha deteriorado debido al ataque biológico que ha sufrido por el contacto con materia orgánica.
Además de problemas estructurales, el sistema tiene una deficiencia hidráulica, porque con el tiempo han aumentado el caudal y la fuerza del agua. Por esto, se producen filtraciones en los colectores, que saturan el suelo.
En el caso de La Florida, tras el contacto del agua con la arena sobre la cual se levantó el barrio se produjeron los hundimientos. Actualmente un nuevo sistema, que está entre 12 y 15 metros de profundidad, servirá para aliviar la presión del colector antiguo. Un vertedero en este último evacuará el agua hacia el colector de alivio o aliviadero.
Las obras en La Florida se realizaron como respuesta a una emergencia. Sin embargo, la Epmaps realiza periódicamente inspecciones con cámaras, con un equipo de propiedad de la ciudad y otro rentado. El ingeniero Fabricio Zambrano coordina estas labores y afirma que con el uso de esa tecnología se puede llegar a un diagnóstico del estado de los ductos que hay en la ciudad.
Fausto Novoa, con la ayuda de Diego Guanotuña, explica cómo funciona el proceso. En la parte trasera de una van está el equipo que necesitan. Una cámara especial que cuenta con protección contra el polvo, el agua y las caídas, se arma de acuerdo con el diámetro de la tubería a la cual ingresará. Se sujeta con un cable fuerte que puede llevarla hasta 500 metros de profundidad.
Una vez que el equipo está adentro, Novoa y los demás técnicos monitorean la situación en dos pantallas que hay en la parte delantera del vehículo.
Allí hay una pantalla para realizar los enfoques con la cámara y otro que se conecta con el computador. Mediante un ‘software’ especializado se hacen los procesos necesarios para determinar cuál es la situación de la estructura.
Según Burbano, el costo de un equipo como este es de aproximadamente USD 25 000. Hasta fines de año se traerán a Quito dos equipos más. Estos contarán con robots estándar, cámaras satélites y de enfoque manual.
Además del análisis que se hace con estos equipos especializados, los técnicos de la Empresa realizan diagnósticos hidráulicos, porque si un colector o tubería está a presión, no se puede restaurar.
Estos análisis se hacen en toda la ciudad. Se prioriza la intervención en un área determinada, de acuerdo con su estado, y se procede a la rehabilitación. Además de la construcción de sistemas nuevos, Burbano afirma que hay una necesidad de intervenir en la red superficial.
La idea es que la mayor parte se haga evitando abrir zanjas, para no tener que cerrar calles. Solo en La Florida se han invertido USD 2,5 millones. El funcionario afirma que para cubrir la obra en toda la ciudad se necesitan entre USD 200 y 300 millones.