Se llama precio por la congestión y el intento de aplicarlo en la ciudad de Nueva York se volvió una batalla cuesta arriba para el alcalde, Michael Bloomberg.
La idea tenía una justificación razonable: Nueva York -en especial Manhattan- es una de las ciudades más congestionadas de Estados Unidos y al contar con un buen servicio de transporte público, el metro, a los conductores que entraban a la ciudad en horas de mayor congestión se les quería aplicar un peaje. El costo era de ocho dólares.
De esta forma se quería incentivar más el uso del metro y el sistema de buses públicos. El debate empezó en el 2007 y un año después murió en el Senado estatal del estado de Nueva York y por el poco respaldo ciudadano.
Se opusieron los habitantes de Queens, Brooklyn y de los suburbios de la ciudad, que consideraron que este peaje era una dedicatoria en contra de sus bolsillos y un beneficio para los barrios más exclusivos de Manhattan.
Además hubo el consenso de que los dueños de autos ya pagan demasiado por el uso de parqueadero en Manhattan –promedio 10 dólares la hora- y por cruzar puentes y túneles que unen Queens con Manhattan, Queens con el Bronx y Manhattan con Nueva Jersey y Staten Island. Los peajes son variados: entrar a Nueva York por el puente de Verrazano cuesta ocho dólares, pero salir cuesta 11. El paso por los túneles vale seis dólares, pero el cruce de Brooklyn a Manhattan y viceversa por los famosos puentes como el de Brooklyn Williamsburg y Manhattan, no tiene costo.
Nueva York no es la primera ciudad en el mundo que intentó aplicar el peaje urbano para reducir la congestión y la contaminación del aire, que en horas pico toma hasta un 75% más de tiempo para rodar por sus calles y avenidas, lo cual le costaría unos USD 8 000 millones al año, sobre todo en el gasto de combustible.
Según el Manhattan Institute, encargado de analizar las políticas públicas de la ciudad, Singapur, Londres y Estocolmo lo tienen. En Estados Unidos, solo la ciudad de San Diego, desde 1998, adoptó ésta medida: cada auto solo con el chofer pero sin más pasajeros paga un impuesto cada vez que entra a las autopistas más congestionadas.
El pago varía en un 25% de acuerdo al nivel de tráfico y la demanda de los carriles. Este no es considerado un peaje estrictamente urbano.
Las estimaciones de Nueva York señalan que para el 2030 la ciudad tendrá un millón más de habitantes, por lo tanto es urgente expandir los proyectos de transporte como la creación de una nueva línea de trenes. Parte del dinero que se buscaba obtener de ese peaje urbano era financiar esa obra.
“Fue un tipo de cobardía de los legisladores. Cada votante tiene el derecho de saber si la persona que eligió para que vaya a Albany –la capital del estado de Nueva York- estuvo en contra de un mejor tránsito y de un aire limpio”, dijo Bloomberg en su momento. Sin embargo, pese a la necesidad de descongestionar y mejorar la calidad del aire de la ciudad, las posibilidades de traer a la mesa del debate la propuesta del peaje urbano son mínimas. El Alcalde no ha vuelto a hablar del tema. Washington, la capital de Estados Unidos, es una ciudad menos congestionada que Nueva York donde no se paga ningún tipo de peaje ni a la entrada y salida. San Francisco desde el 2009 estudia seguir el ejemplo de Londres o Singapur.