Para llegar a su trabajo en San Isidro de El Inca, Martha Pilto ya no tiene que caminar esquivando las piedras, ni ensuciarse los zapatos. En los barrios Rancho San Antonio Alto y Rancho José Peralta, en el noroccidente de Quito, se estrenó la red de alcantarillado y el adoquinamiento de la vía principal, el pasado sábado.
Pilto salía normalmente a las 05:00 de su casa. Ahora sale 45 minutos más tarde. Ese tiempo lo aprovecha para cocinar el almuerzo para sus cinco hijos.
“En mi bolso siempre llevaba papel higiénico y en el bus lustraba los zapatos para llegar limpia a la casa de la señora donde trabajo”, cuenta Pilto.
El proyecto generó un promedio de 40 plazas de empleo mensuales, durante siete meses. El Municipio invirtió USD 1 117 500 en los trabajos que se complementan con las obras de alcantarillado que se ejecutan en los barrios Tiwintza, Jaime Roldós y Plan Techo Noroccidente.
“Antes esto era una calle con bastantes huecos y llena de tierra y piedras”, cuenta Luz María Anasi, otra moradora quien vive 22 años en Rancho San Antonio. Está segura que el adoquinamiento de la vía principal beneficiará a su negocio. “Vendo comida típica y para que la gente vea, trato de sacar los productos al portal de la casa, pero por la polvareda no se podía dejar todo al aire libre”.
La mujer, de 66 años, es una de los 27 000 habitantes beneficiados por la obra municipal
La implementación de alcantarillas y redes de agua potable permitió que Anasi deje de acarrear agua de un pozo de 12 metros de profundidad que tiene en su casa, para el uso diario.
Además, con la renovación de la vía, asegura que las unidades de la cooperativa de buses San Carlos ya pasan cerca de su casa. Esto le ahorra varias cuadras de caminata y también puede dejar de pagar un taxi para transportar los productos para su negocio.
Otra familia beneficiada es la de María Angelita Páez. Lleva 40 años como moradora del sector y por varios años trabajó cuidando los bosques de San Antonio Alto. Aunque la nueva vía les facilita el acceso hacia su casa, ubicada al final de la nueva obra junto a la vía a Nono, dice que de esta calle se han olvidado. “El bus llega hasta la punta de San Antonio Alto. Desde allí hasta mi casa es un camino de piedra y solo pasan tres buses al día que se van a Nono”.
Esta mujer de 64 años, dedicada a la agricultura, camina diariamente con sus hijos y dos burros, por cerca de dos kilómetros para coger agua para cocinar, lavar y asearse. “El alcantarillado solo llegó hasta abajo. A pocos pasos vivimos nosotros y aún nos toca llenar los tanques con agua de lluvia. Aunque ahora sí caminamos menos tiempo, el camino aún es complicado cuando bajamos a ver el agua”.
Luego del programa de inauguración, en el que estuvo presente el alcalde Augusto Barrera, Fernando Dotán y sus hermanos Marco y Raúl, subían a paso lento por la vía principal de San Antonio Alto. Iban con tres niños. Esta familia vive en el sector desde hace más de 30 años. “Nosotros nacimos y crecimos aquí. Por lo menos ya no se entra la tierra en los zapatos y cuando pasan los carros ya no saltan las piedras”.
Dotán recuerda que cuando llovía la vía se tornaba resbalosa, ya que el agua no tenía por dónde evacuar. El adecentamiento de la vía también permite que los niños puedan caminar sin tropiezos cuando van a la escuela.
Barrera pidió a los vecinos que ya no ocupen las zonas altas del sector porque serán declaradas como zona de protección.
Al terminar la inauguración los moradores solicitaron a las autoridades que se mejore la seguridad en el sector.