Édgar Jácome asegura que el mayor riesgo que afronta el proyecto de construcción del Metro es la falta de recursos. Por el momento, no se piensa en tasas.
Viendo en detalle el proyecto del metro, es para quedarse fascinada. ¿En qué medida esto puede dejar de ser un sueño para los quiteños?
El proyecto ha pasado la etapa más importante, que es determinar si es o no factible. Sí es posible construir un metro en Quito. La ciudad necesita un sistema de ese tipo, porque es el mejor medio de transporte. El Quito de hoy tiene dificultades de movilidad, gastamos demasiado tiempo en trasladarnos de un lugar a otro. La esencia es mejorar el tiempo de desplazamiento y la calidad de vida de los quiteños. La ciudad tiene una geomorfología particular, es alargada y no hay disponibilidad de espacio físico en la superficie.
Quiere decir que con el metro empezará una era de vida subterránea en la ciudad.
Esto ha pasado en todas las ciudades, esa era se inicia con un anclaje de cultura de metro, queremos que la gente valore esa propuesta. Hoy estamos en capacidad de hacer una primera línea de Quitumbe a El Labrador.
Se requieren USD 1 386 millones, de los cuales USD 700 millones ha ofrecido el Gobierno central. ¿Qué garantiza que ese ofrecimiento sea una realidad cuando la construcción deba arrancar, en julio del próximo año?
Hay un decreto ejecutivo suscrito por el presidente Rafael Correa. Evidentemente, puede haber riesgos en todo. Todo emprendimiento tiene sus riesgos, hay que irlos midiendo.
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¿Sin el aporte del Gobierno peligraría el proyecto?
Sí. Este proyecto está anclado al apoyo del Gobierno central. Si por cualquier razón no hay el aporte económico, simplemente el proyecto no tendría factibilidad financiera. Por ejemplo, si voy a comprar una casa y mi papá me ofrece el 50% y luego no me da, no me compro la casa.
El Municipio también tiene que asumir una deuda de otros USD 700 millones. Para cubrir los pagos, ¿se está pensando tal vez en tasas o en instalación de peajes en las vías más transitadas?
Según los lineamientos de la estructuración financiera, se estima que el Municipio con finanzas propias pueda aportar en los cuatro años de construcción con 120 millones. Por el momento no se han contemplado tasas o peajes. Una parte de los ingresos del nuevo aeropuerto sí se destinará al metro. El Cabildo tendrá que buscar un financiamiento de USD 300 ó 400 millones.
Entendemos que construir un metro en una ciudad no es fácil. Según su opinión y de acuerdo con la experiencia adquirida en este proceso, ¿cuáles cree que pueden ser los factores que frenen la ejecución de la obra?
Solo el económico. Desde el punto de vista constructivo hemos estudiado el nivel de factibilidad y no se ha encontrado un obstáculo relevante. Todos los riesgos son superables.
Trabajar en el subsuelo suena riesgoso, con la experiencia que se tiene de los colectores en sectores como Turubamba o La Florida, donde hay hundimientos.
Eso pasa porque los colectores antiguos se fisuran, se filtra el agua y drena la tierra. Con el metro no ocurrirá eso porque la estructura de hormigón es muy fuerte y se irá levantando mientras se abra el túnel. Por el túnel no correrá agua.
Es posible construir el metro en 36 meses, teniendo en cuenta que Quito tiene una geografía complicada, con quebradas, rellenos y lagos bajo el suelo?
No solo Quito tiene esos riesgos. Santiago de Chile, Tokio y México tienen más riesgo sísmico. Allí, las infraestructuras no han sufrido efectos por esta razón. En los terrenos acuíferos y rellenos, el túnel se construye con la tuneladora, que mientras va abriendo un anillo, coloca revestimiento de hormigón. Esa es la tecnología que se va a usar para zonas que se consideran menos consolidadas como La Carolina, Solanda y la Villa Flora.
Las obras en el Centro Histórico pueden agravar los problemas de movilidad en esa zona. ¿Tienen previsto cómo reducir este impacto?
Tomemos en consideración que la intervención que se hace es de corto plazo hasta volver a cubrir la loza superior. Eso vamos a hacer en San Francisco, donde se construirá una estación. Vamos a hacer la excavación superficial hasta un momento que nos permita poner la maquinaria básica, luego volveremos a tapar. El material vamos a sacar por el mismo túnel por el viaducto de la 24 de Mayo.
El miércoles se firmó el acuerdo para los estudios complementarios, ¿los resultados de los mismos podrían variar el trazado que fue presentado hace pocos días?
El trazado como tal, en términos generales, esperamos que no. Salvo que existan temas mayúsculos que nos obliguen a hacerlo. Puede haber ajustes. Que una estación quede un metro más adelante o más atrás, por ejemplo. Y que por la geología toque mover algo. El diseño de ingeniería consiste en elaborar los planos para la construcción de las estaciones del túnel.
¿Cuándo está previsto que empiecen esos estudios?
Ya iniciaron y hay varias etapas. Por ejemplo, para hacer la ingeniería de detalle, hay que hacer toda la exploración de detalle geológico de la ciudad. Estamos haciendo algunas perforaciones para la geología del trazado. Ya están por ahí algunas máquinas y la gente no se da cuenta.
Según el proyecto, la primera línea del metro irá de Quitumbe a El Labrador. ¿Por qué no se consideró la posibilidad del trazado hasta zonas que registran un considerable crecimiento poblacional como Carapungo o Guamaní?
La principal razón es el factor económico. Para ello, se requiere una mayor inversión. Además, entre Quitumbe y El Labrador hay mayor demanda de este tipo de servicio masivo. Para llegar a esas poblaciones que están fuera del trazado del metro, está prevista la ampliación de los corredores exclusivos de buses y el servicio exprés para los vecinos. Para el futuro se contempla una segunda línea del metro para que sirva a estos sectores, porque en el extremo norte hay un desorden en el servicio de transporte público. Hay que ir por etapas.
HOJA DE VIDA
Édgar Jácome
Su experiencia. Es Gerente de la Unidad Metro Quito. A su cargo está toda la coordinación del proyecto en la capital.
Su punto de vista. Cree que el mayor riesgo que afronta el proyecto es que falle el aporte ofrecido por el Gobierno Nacional.
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