Los familiares y amigos de los detenidos, policías y servidores del lugar son los principales clientes de estos negocios. Foto: Julio Estrella/EL COMERCIO
Humitas, quimbolitos, pinchos, secos de pollo... esas son algunas de las opciones gastronómicas que se ofrecen todas las noches en los exteriores de la Unidad de Flagrancia, en la avenida Patria y la calle 9 de Octubre, en el norte de la capital. Los familiares y amigos de los detenidos, policías y servidores del lugar son los principales clientes de estos negocios.
Diariamente, esta Unidad judicial recibe a los sospechosos de todo tipos de delitos flagrantes. Y los familiares se aglomeran en los exteriores en búsqueda de noticias del destino legal de sus seres cercanos. Pero cuando llega la hora del hambre y del frío hay varias opciones para sobrellevarlas.
María Chanaluisa es una de las primeras en instalarse. La quiteña ofrece humitas y quimbolitos con café. Por USD 1 las personas pueden adquirir un combo.
Ella también es la primera en irse. Entre las 20:15 y las 20:30 se retira luego de haber vendido su cuota diaria. “Les quita el hambre y el frío”, dice.
A escasos tres metros Juana vende salchipapas a USD 1. Sus principales clientes, comenta, son los niños que aconpañan a sus padres en la Unidad.
“En la noche ya tienen hambre y lo más rápido es una papa”, dice. La mujer vende hasta treinta fundas de su producto cada noche.
Otras opciones llegan en canasta, baldes y tarrinas. Roberto Arreaga, ciudadabo colombiano, ofrece secos de pollo en tarrinas a USD 2,50.
Él vende en este lugar y en El Ejido. Asegura que los policías y los guardias siempre le “hacen el gasto“. Incluso, comenta que la mayoría se repite el menú.
Luisa Mueces llegó la noche de este jueves 18 de febrero a Flagrancia. Su esposo fue detenido en “una confusión” al sur de la capital.
Mientras espera la hora de la audiencia junto a su hermana, ambas degustan una tarrina que contiene papas y salchichas fritas en un balde con carbón.
Ella no sabía la gran afluencia de personas que existe en esta zona en las noches. Ahota, piensa en incursionar con la venta de sánduches.