Las personas hicieron fila afuera de la carpa médica municipal de Cotocollao, el martes 13 abril del 2021. Foto: Julio Estrella /EL COMERCIO
El número de pruebas para la detección de covid-19 que hace el Municipio de Quito disminuyó.
Actualmente, cuando según las autoridades la ciudad enfrenta una nueva ola de contagios, se procesan alrededor de 300 pruebas al día, mientras en agosto del 2020 se llegaron a tomar hasta 1 200 muestras.
La gente continúa asistiendo a los puntos de triaje y brigadas en las que atiende el personal municipal. Desde julio del 2020, esta estrategia se ha mantenido para intentar frenar el avance del virus.
A diferencia de meses anteriores, cuando la concurrencia a esos puntos disminuyó y no se observaban filas, ayer a las 09:00, cerca de 30 personas esperaban por un turno en el parque central de Cotocollao, una de las parroquias con más contagios.
Todas usaban mascarilla y respetaban la distancia mientras las evaluaban. Entre ellas estaban Verónica Salto, de 31 años, y su hija Salomé, de 14.
“Mi suegra salió positiva y nos asustamos. A mi hija le falta el oxígeno. Está bien y de un momento a otro no puede respirar”, manifestó la mujer mientras se cubría el rostro con una bufanda a pesar de que utilizaba dos mascarillas.
Ameia Brito, de 49 años, regresó por segunda vez a las carpas con el objetivo de que le hagan una prueba. Cuenta que el lunes acudió y advirtió que su hermano (con quien vive) tenía el virus, pero como no presentaba síntomas fuertes no le hicieron prueba. Pero la fiebre y el dolor de espalda llegaron. Espera que ahora sí le tomen la muestra.
La disminución en el número de pruebas que se realizan se debe básicamente a dos situaciones que enfrenta la Secretaría de Salud.
La primera se relaciona con la poca disponibilidad de exámenes. La segunda tiene que ver con que no se ha concretado la contratación del servicio de pruebas PCR y su procesamiento, ni la compra de los test de antígenos.
¿Cómo se está realizando el diagnóstico? Ximena Abarca, secretaria de Salud, dijo que al momento se utilizan pruebas genéricas que son procesadas por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
Se trata de 7 000 pruebas moleculares que no son de una marca específica sino que se las desarrolla con la metodología “in house”. Eso quiere decir que una vez que se toma la muestra, se la envía al laboratorio de la PUCE.
Allí, con la ayuda de los remanentes que no se utilizaron para la extracción del ARN en el contrato con el Laboratorio OneLabt que procesó 50 000 pruebas del Cabildo, más los reactivos que pone la universidad, se puede determinar la presencia del virus.
Hugo Navarrete, director de Investigación de la PUCE, indicó que con esa metodología se reducen los gastos, y procesan 300 tomas al día.
Las pruebas que restan durarían hasta mediados del próximo mes. Hasta entonces se espera concluir los procesos de contratación y compra de nuevas pruebas.
El anuncio de esa adquisición se lo hizo el 19 de enero pasado. Desde entonces, hasta el momento, ninguno de los dos procesos se ha subido al portal de compras públicas.
Según la Secretaría, los términos de referencia para las compras están en revisión de Quito Honesto.
El Municipio ha anunciado que se prevé comprar 40 000 PCR, incluido su procesamiento, y 100 000 de antígenos.
Uno de los problemas ha sido que para las pruebas PCR no han existido las propuestas necesarias por parte de empresas para realizar el estudio de mercado.
Además, están a la espera de que se concrete una donación de 7 000 pruebas de antígenos por parte de la organización filantrópica Bloomberg.
Las pruebas son la base de la estrategia de la Secretaría de Salud. El epidemiólogo Rodrigo Henríquez señala que, pese a la vacunación, es importante continuar con las brigadas móviles y el seguimiento de contactos para frenar la propagación del virus.
Para esto, dijo, lo fundamental es contar con pruebas disponibles suficientes.
Mientras tanto, la coordinación para el proceso de vacunación entre el Ministerio de Salud Pública y el Cabildo se retomó. Ayer estaba prevista la colocación de la segunda dosis de la vacuna de Pfizer a 1 951 adultos mayores del Programa 60 y Piquito. El proceso se llevó a cabo en orden.