En San Miguel de Cocotog, una apacible y silenciosa comuna de la parroquia Zámbiza, al nororiente de Quito, también proliferan los huertos orgánicos.
En un rescoldo de un sendero de tierra aguardan cuatro de las 12 socias de la Asociación de Mujeres Productoras y Agrícolas de Cocotog –OPAC. Al igual que en San Francisco de Miravalle, aquí la tierra es pródiga y abundan los aguacates, los limones, el maíz, las legumbres y hortalizas.
Con la sencillez y parquedad de la gente de campo, Olga y Luz María Loachamín, María Esther Pumagacho y María Presentación Gualoto mantienen a punto sus hortalizas para el consumo.
En sus casas tienen los huertos, convertidos en laboratorios de terapia para burlar a la soledad, desterrar el individualismo, unir más a los vecinos y ganar plata.
Poco a poco dejan la timidez y explican, como expertas técnicas, los procesos de cultivo. Olga Loachamín desvela la pilonera y asoman cientos de plantitas que crecen en bandejas de plástico. Las plántulas son de remolacha, coliflor, brócoli, albahaca, apio, acelga y lechuga. “En tres semanas -dice- salen las plantas para la venta (a 3 centavos por unidad) para los habitantes de Cocotog. Protegidas en un invernadero, en cada una de las 13 bandejas crecen 125 plantas. Pablo Garófalo, ingeniero, siempre las asesora en el empleo del agua y el abono orgánico.
Al igual que sus compañeras, Olga Loachamín aprendió, hace tres años, los secretos agrícolas en ConQuito. Cada semana, las socias ganan entre USD 30 y 40, dinero que alimenta su banco comunitario. Venden la cosecha en la explanada de la Administración Norte –Amazonas y Pereira– los viernes, de 07:00 a 15:00.
El lote de María Esther es tan pequeño –15 m de largo x 8 de ancho– que resulta inverosímil que cultive brócoli, coliflor, albahaca, cebollín y cebolla puerro.
Las semillas las consiguen en casas comerciales y en Semillitas, en Chillogallo, en el huerto de Gloria Rosero.
Grandes árboles de tomate se destacan en el terreno de María Presentación. Las hojas anchas y verdes dan sombra y los frutos parecen pequeñas papayas. María maneja 13 ‘camas’ de hortalizas.
Al igual que sus amigas halló un trabajo en casa, ya que sus esposos trabajan en Quito en varios oficios: guardias, conserjes, taladores de árboles en el Municipio de Quito. María se queda feliz en su bosque de tomates rojos y jugosos . BRV.