El 2012 será un año de luctuosas conmemoraciones históricas: primero el arrastre de Eloy, Flavio y Medardo Alfaro, Luciano Coral, Manuel Serrano, Ulpiano Páez y Belisario Torres, lo cual se tratará en otro artículo. Segundo la muerte a consecuencia de apaleamiento y humillación de Manuel de Castilla Urriez de Pujadas, conde Ruiz de Castilla, quien fuera presidente de la Audiencia de Quito, en el inicio del proceso independentista.
Nació en 1725 en Ortilla, Huesca; pasó a América en 1769, como Corregidor de Oruro, fue Gobernador en Huancavelica en el Perú, en donde en 1770 comandó tropas destinadas a sofocar el movimiento de José Gabriel del Cóndor Canqui, Tupac Amaru II. Luego fue Presidente de la Audiencia de Cuzco y justo, el mes en que se dio el Levantamiento de Aranjuez y la posterior invasión napoleónica, llegó a Quito para sustituir en la Presidencia de la Audiencia a Héctor Luis Barón de Carondelet, fallecido dos años atrás.
Esto ocurrió cuando el Conde contaba con 83años. Tenía fama de afable y fue influenciado por realistas fanáticos. Una vez producida la revolución de agosto de 1810 y siendo destituido por ella, se refugió al norte de la ciudad. Una vez fracasada la primera junta, el 25 de octubre, se le restituyó al poder, prometiendo no tomar retaliaciones.
Sin embargo no cumplió y para diciembre se habían formulado juicios y ordenado prisiones. Al punto de expedirse la sentencia, algunos quiteños intentaron tomarse los cuarteles en los que estaban presos los patriotas.
Se alcanzóéxito en el del Presídium, pero fracasaron en el Cuartel llamado de lo Pardos o Real de Lima. Allí las tropas que vigilaban se dieron cuenta de la intentona y el capitán Agustín Galup dio la orden de matar a los prisioneros. A lo cual siguió el saqueo de la ciudad por parte de las tropas limeñas, en donde murieron hasta 300 personas, sin que Ruiz de Castilla hicieran nada para impedirlo.
A pesar de que obstaculizó la llegada del Comisionado Regio Carlos Montúfar, este entró en Quito, y aunque le mantuvo de Presidente de la Junta, fue él quien tomaba las decisiones. En meses posteriores los conflictos arreciaron y Ruiz de Castilla renunció definitivamente, pasando a refugiarse en la Recoleta del Tejar.
En junio de 1812 se temió una nueva invasión de realistas, lo que exasperó al pueblo de Quito. Fue acusado Ruiz de Castilla de intrigar contra la ciudad, por parte de Nicolás de la Peña y Maldonado, y a su esposa Rosa Zárate. Una multitud llegó a El Tejar, a empellones lo paseaban por las calles, e ignominiosamente lo arrastraron a la Plaza Mayor, y sin que impidiera autoridad alguna, le injuriaron y dieron malos tratos.
Al fin se consiguió rescatarlo y ponerlo en lugar seguro. Fue el 15 de junio de 1812. Murió tres días más tarde víctima del atropello y por negarse a tomar alimento o medicamento alguno. Frente a esto es comprensible que el historiador español Mariano Torrente acuse del hecho a la ferocidad de los quiteños. Ruiz de Castilla a más de cometer ciertos errores fue víctima de las circunstancias, sin que se deba olvidar que Toribio Montes se cobró con creces esta muerte, con las de Nicolás de la Peña y Maldonado y Rosa Zárate.