‘Apesar de que sea el Hijo Dios, no deja de ser travieso”. Así de contundente es la frase de Patricio Cadena, restaurador de imágenes de niños Dios, cuando le van a dejar figuras del infante, en su local del centro.
Sus historias son múltiples, desde milagros hasta hechos que para la mayoría de fieles pasan a un plano sobrenatural y misterioso.
Las leyendas de los niños toman fuerza en esta época del año donde son llevados a los diferentes talleres de restauración para que estén ‘presentables’ en la Nochebuena. Uno de los casos que le contaron a Cadena fue hace 15 días cuando un cliente había dejado a su Niño para que lo arreglaran porque estaba despostillado.
Pero al siguiente día, la persona llegó asustada pidiéndole que le devuelva a su “jesusito” porque la noche anterior no había podido dormir. El Niño Dios le pedía que lo vaya a retirar, que lo extrañaba. Lo retiró enseguida.
Para Gonzalo Gallardo, otro restaurador, los niñitos son resentidos si no les cumplen lo que les ofrecen. Uno de sus clientes le había contado que su Niño Dios lo había castigado porque no lo llevó -en cambio- a reparar. La imagen se había caído y roto el brazo derecho.
Pero su dueño no le tomó importancia. A la semana sufrió un accidente y precisamente se rompió el mismo brazo que el Niño Dios.
Quizá una de las historias más curiosas y tradicionales es la de la heladería San Agustín, que fue fundada en 1858, también en el Centro de la ciudad. Allí se encuentra la imagen de un Niño Dios desnudo de un metro de altura.
El administrador del local, Andrés Chaguaro (la sexta generación de dueños) cuenta que a ese Niño hay que bañarlo periódicamente porque sus pies siempre pasan sucios.
Recuerda que cuando se cierra el restaurante, el Niño cobra vida y se pone a jugar por toda la casa. Entonces cada vez y cuando se ensucia los pies y su abuela tiene que bañarlo, reprendiéndolo.
Tanto Cadena como Gallardo saben que hay mucho de verdad, de mito, de tradición y de fe en estas historias que, por esta temporada, están relacionadas con el Niño y otras piezas del Nacimiento.