En Solanda los obreros construyen unas redes de acero. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
El método de construcción del túnel del Metro tendrá una variante. Esta estructura subterránea que va desde Quitumbe, en el sur, hasta El Labrador, en el norte, se hará con tres tuneladoras -máquinas para hacer el túnel-. No se utilizará ya la técnica convencional entre La Magdalena y La Alameda como estaba previsto inicialmente.
Durante un recorrido de obras realizado el 26 de julio por la estación del Metro de Solanda, el alcalde Mauricio Rodas anunció que tras haber llegado a un acuerdo con el consorcio Odebrecht-Acciona, a cargo de la obra, se contará con una tercera tuneladora.
Antes estaban contempladas solo dos. “Esto no representará costos extras”. El precio total del Metro de Quito asciende a USD 2 009,8 millones.
Las tuneladoras llegarán a fines del 2016. Según el cronograma, los dos primeros equipos arribarán en noviembre, desde Alemania. El último lo hará un mes después. Las piezas de estas enormes maquinarias se deberán armar aquí en Quito. La perforación del túnel, se tiene previsto, arrancará entre enero y febrero del 2017.
Estas máquinas cubrirán todo el trazado. Una partirá desde El Labrador hacia La Alameda. Las otras cubrirán los trayectos: Solanda – Quitumbe y Solanda – La Alameda.
Al usar esta técnica en todo el trazado que comprende 22,6 kilómetros se busca agilitar la construcción del Metro. Se podrán excavar 400 metros por mes. A medida que se avance se recubrirá el túnel con hormigón. Este método es más seguro que la técnica manual, sostuvo el Burgomaestre. Con la técnica convencional (excavación con retroexcavadora), según los estudios del proyecto, el avance era más lento: entre 40 y 50 metros por mes.
Esa técnica iba a usarse en el Centro Histórico. Según el Alcalde, usar tuneladora en ese delicado sector de la ciudad traerá también ventajas: habrá mayor estabilidad en la superficie, se protegerá el patrimonio y no circularán muchos camiones cargando tierra.
Además, los cierres previstos serán de menor tiempo. Por ejemplo, en lugar de restringir el acceso a la Plaza del Teatro por 36 meses, serán siete.
Para Dora Arízaga, arquitecta especialista en Patrimonio, emplear la técnica de tuneladora significa que la actual administración cuenta con estudios que garanticen que no habrá afectaciones sobre todo en el Centro Histórico.
Ella recordó que en esta zona la estructura de las edificaciones difiere del resto de la urbe. La mayoría son de adobe o madera y los cimientos varían mucho. Aparte, existen predios privados que pueden ser considerados vulnerables, debido a los sismos registrados en las últimas décadas.
“El método convencional es más cuidadoso, porque se hace a mano y se puede controlar. El otro es con una máquina y un descuido podría causar daños”, precisó Arízaga.
La perforación del túnel de este medio de transporte se hará a unos 25 metros de profundidad, explicó Édgar Jácome, exgerente del Metro. Por esto, descartó riesgos mayores en el Centro Histórico.
La mejor geología (suelo) de Quito está en este sector, enfatizó el exfuncionario. Agregó que, según estudios realizados, la probabilidad de encontrar vestigios de civilizaciones antiguas, a la mencionada profundidad, es casi nula.
La experiencia en ciudades históricas como: Roma, Madrid, Atenas, donde se han construido líneas de Metro con tuneladoras, es otra referencia para justificar el uso de esta máquina en Quito, mencionó el Alcalde. El plazo para ejecutar esta obra es 42 meses, incluidos seis de prueba.