Las faldas y los tacones sobresalían ayer en las filas del centenario Instituto Nacional Mejía.
250 niñas, que van a octavo de básica, son parte de la familia que por 71 años fue exclusiva de los varones, a pesar de que nació mixta. El correteo de las alumnas por llegar temprano a su primer día empezó desde las 06:30.
En las calles aledañas se las vio desfilar apresuradas, pues la hora de entrada es a las 06:50.
En su mayoría estaban acompañadas por sus madres, padres y algunas hasta por sus tíos. Como Janeth Ruiz, quien usó solo la chaqueta caqui del uniforme, porque mantuvo su anaco negro, una blusa bordada y collares de mullos dorados en su cuello. Para ella era una ilusión estudiar en el Mejía. “Mi sueño se cumplió”.
Alison Luna estuvo con su hermana y sobrinos pequeños. Antes de ingresar al plantel se compró una cachorra, un colgante para el celular, que tiene la imagen de una niña que viste el uniforme del Mejía, es la insignia de los alumnos nuevos.
Padres y alumnos se concentraron en el bloque sur del edificio neoclásico, ubicado en las calles Vargas y Arenas. Este pabellón es independiente, tiene su propia puerta de ingreso y patio. Las estudiantes no convivirán con los cursos superiores.
El saludo del rector Jorge Andrade tuvo un cambio notorio. “Bienvenidos señores y señoritas”, dijo. En su discurso resaltó que el cambio responde a una necesidad y a la exigencia de la sociedad, que se lo toma como una oportunidad para servir y ser mejores. El plantel fue fundado por el general Eloy Alfaro en 1897como laico y mixto.
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Durante 44 años cumplió este precepto. Por la guerra contra Perú en 1941, las mujeres debieron dejar el centro educativo.
Desde entonces se ha constituido como un establecimiento de varones, reconocido por su calidad educativa, logros deportivos (6 000 galardones), por su Banda de Paz y por su férrea participación en manifestaciones. Édison Cosíos, uno de sus estudiantes, gravemente herido el año pasado, permanece en coma.
Esta última característica no intimida a Carla Iza, de 12 años. Para ella, en el Mejía se defienden injusticias como el alza en los pasajes. “Ahora no participaré en las huelgas, pero sí lo haré cuando esté en cursos superiores”.
Mayra Ramos no paraba de fotografiar a su hija Kelly Ramos. “Es algo histórico, en el ‘Papá’ Mejía, ahora hay mujeres”.
La Banda de Paz tiene 500 integrantes, ha ganado premios internacionales, el más reciente en un concurso en Bolivia. Para su instructor, Darwin Portilla, las exigencias académicas y de disciplina serán las mismas para las mujeres. Aún no se define si se adaptará el uniforme a las chicas.
Este reto lo quiere asumir Gilda Muñoz, quien aprendió en la escuela a tocar la lira.
Para Silvana Ayala, inspectora desde hace nueve años, el desafío es adaptar a los estudiantes de los cursos superiores a la presencia de las mujeres. La actitud de las niñas era calmada, vienen de escuelas mixtas por lo que no es un ambiente nuevo. Además, durante 15 días estuvieron en un proceso de adaptación. Andrés Cedeño, alumno del tercero de bachillerato, reconoció que será duro. Durante cinco años estuvo acostumbrado a estudiar solo con varones, ahora deberá ser más cuidadoso hasta en sus palabras.
El acto de inauguración culminó con el tradicional ‘Grito de Guerra’, que se recita luego del himno al colegio. El tono varonil que lo caracterizaba, se fusionó con la suave entonación femenina. Las 250 alumnas fueron distribuidas en 18 paralelos, la hora de salida es a las 13:00.
5 000 alumnos
Los estudiantes. Este año se educarán en el Mejía 5 000 alumnos en las secciones matutinas y vespertinas.
La coeducación. En la sección nocturna ya se educaban mujeres, desde hace unos 50 años.
Las instalaciones. Uno de los primeros problemas de las niñas es la falta de baterías sanitarias. Aún no se terminan los trabajos, se demorarán unos 9 días.