‘La matanza causó varias reacciones’

Carlos Freile / Historiador

Luego del fracaso de la primera Junta Soberana, muchos de los próceres fueron tomados presos en lo que fue el colegio de los Jesuitas, convertido en cuartel.

El historiador Carlos Freile explica que el 2 de Agosto de 1810 se corrió la voz de que un grupo de quiteños iba a asaltar el cuartel para liberar a los presos. Las autoridades militares llegadas de Lima-Perú, dieron la orden de que cuando llegase el pueblo a liberar a los presos se matase a los que estaban allí.

Algunos de los patriotas presos estaban en las celdas del cuartel, otros detrás del actual Palacio de Gobierno y algunos más junto al actual Monasterio del Carmen Bajo.

Cuando los grupos de personas iban a los diferentes lugares donde estaban los presos, las autoridades militares ordenaron fuego contra los presos.

En ese momento, entran los soldados del Batallón de Pardos Lima y comienzan a romper las puertas con llave. Una lluvia de balazos y espadas acabaron con la vida de los reos.

Luego de esto salieron a las calles y asesinaron a hombres, mujeres, niños, ancianos y a algún sacerdote que también cayó muerto por Los Pardos limeños. Las calles de Quito se llenaron de cadáveres y de sangre.

Las reacciones fueron de toda índole. Entre los habitantes de Quito hubo dolor, ira y sufrimiento. En varios casos estas reacciones se convirtieron en respuestas concretas de salir al campo y formar guerrillas contra los españoles. Alrededor de Quito y desde Ibarra hasta Riobamba, aproximadamente se formaron bandas que trataban de atacar a los españoles.

Pero también hubo reacciones internacionales, tanto así que desde Chile llegó la idea de que Quito, por esa matanza, era la Luz de América.

Con la muerte de 300 personas, asesinadas bárbaramente, se prende la antorcha ideológica que inspiró a otras ciudades de América a buscar su propia independencia.

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