Luego de que se conoció el informe técnico del Grupo Taski, que opera los sistemas integrados de recaudo y de ayuda del Corredor Central Norte, persiste el debate sobre la actitud de los choferes que manejan los articulados que enlazan a La Marín con La Ofelia.
Según el documento, el conductor del articulado que se chocó el pasado jueves contra otro bus y un edificio, en la av. América y Selva Alegre, circuló en todo el trayecto a exceso de velocidad, alcanzando un pico de hasta 68 km/h, cuando en el carril exclusivo la velocidad permitida es de hasta 50 km/h.
El ingeniero mecánico Christian Guananga es especialista en mantenimiento de sistemas de transmisión ZF (el de los articulados del Corredor Central Norte) y asegura que mediante el diagnóstico realizado a esa parte mecánica de las unidades, se determinó que las velocidades en algunas ocasiones superan los indicadores fijados por el estudio de Taski.
En su opinión, no hay el conocimiento pleno por parte de los conductores sobre las ventajas que tiene el sistema ZF. “Bien utilizado y con la capacitación debida, ayudaría a mejorar el confort de los choferes”.
Héctor Guevara, gerente del Corredor Central Norte reconoció que hay conductores que irrespetan las señales de tránsito mientras transportan a los pasajeros. Eso, dijo, a pesar de que periódicamente se organizan cursos de capacitación sobre el respeto a la Ley de Tránsito y la atención al cliente.
Ayer continuaron las quejas de los usuarios de este sistema de transporte privado. Mariana Benítez viaja todos los días desde La Ofelia hasta el Seminario Mayor. “En la estación La Ofelia impera el desorden. Las unidades no llegan a una hora establecida, las personas no respetan la fila y los choferes cierran las puertas sin avisar”.
Ella, cuando dispone de más tiempo, prefiere movilizarse en los buses convencionales. “En esas unidades, el mayor problema es la inseguridad”.
La operación del Corredor Central Norte es administrada por representantes de empresas de transporte privado.