El parque La Tolita, en Santa Prisca, se volvió dormitorio de personas en indigencia. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Martes 7 de enero del 2020, a las 19:20. Bajo un arco pintado de blanco en el que se destaca un letrero que reza “Parque La Tolita”, cuatro personas se refugian y se cubren con una manta. En otro punto de este espacio público de Santa Prisca, ubicado en el centro-norte de Quito, se levantan plásticos sostenidos con madera, a manera de refugio para otras personas.
El césped está crecido y en la noche es imposible ver el estado de las bancas del parque. En el lugar hay postes para las luminarias, pero ninguna funciona. Pocas personas se atreven a caminar por esa acera debido a la oscuridad y al temor a la presencia de personas en situación de mendicidad.
A esto se suma que no se puede circular fácilmente por la calle, porque tiene montículos de tierra y maquinaria, debido a los trabajos de repavimentación.
Visitar este parque, ubicado en la Briceño y Vargas, es imposible según Elizabeth Naula y Ángel Noriega, quienes tienen un local en frente. “Hay indigentes viviendo ahí y es un baño público. La gente no lo usa ni en el día, porque es peligroso y da miedo. No hay luz desde hace unos dos años y ha habido robos”, dice Naula.
Este y otro tipo de situaciones relacionadas con la inseguridad en los espacios públicos se repiten en varios puntos de la ciudad. Esteban Moscoso, gerente de Administración de Parques y Espacios Verdes de la Epmmop, dice que en la entidad hay reclamos ciudadanos con meses o años en espera.
Para solventar estos problemas, el Municipio firmó un convenio con la Empresa Eléctrica, que permitirá dar mantenimiento y activar la iluminación de 43 de los alrededor de 1 800 parques que hay en el área urbana y que incluyen los barriales y los grandes, que tienen más de 10 hectáreas.
El convenio fue necesario porque la Eléctrica Quito se encarga del alumbrado público en calles, pero el Municipio tiene la competencia de este servicio en los parques. Esa empresa ya recibió la transferencia de USD 168 000 que financiarán estos trabajos, e informó que en los próximos días comenzará con la contratación para adquirir insumos.
El plan es reparar luminarias afectadas por falta de mantenimiento y otros factores, como daño por choques o vandalismo. También por robos de los conductores eléctricos, cables subterráneos o transformadores. Según la Eléctrica, este tipo de robos alcanzan un perjuicio de USD 50 000 al año.
Uno de los parques en lista es La Carolina. Pese a que en los últimos años ha sido intervenido varias veces, aún hay sitios con iluminación escasa o nula, como la conexión entre el Jardín Botánico y la pista atlética.
Por allí paseaba David Simbaña con su perro. Recuerda que antes esta área era alumbrada, pero ahora hay cada vez más puntos en penumbra. Por eso, él elige pasear cerca de la pista, que usualmente tiene alta afluencia de gente. Ya no va a otros puntos del parque porque “es atemorizante la oscuridad”, cuando hay pocas personas paseando o ejercitándose.
Moscoso señala que el Municipio se puso la meta de iluminar todos los parques de la ciudad este año y para ello ya se está trabajando en un segundo convenio con la Empresa Eléctrica. El Directorio de la Epmmop aprobó que en los primeros cuatro meses del año se invierta USD 1 millón en seguridad e iluminación de los espacios públicos, y se buscará también la participación de la empresa privada.
Se planea trabajar junto con la Secretaría de Seguridad en planes piloto de cámaras con detección facial, pues estas -dice Moscoso- intimidan a los delincuentes y ayudan a mejorar la seguridad.
Pero señala que la seguridad y el cuidado del espacio público no solo son responsabilidad de las autoridades sino de la ciudadanía. A ella le corresponde hacer uso responsable de los bienes de la urbe y ocupar los parques, pues así se ahuyenta a quienes delinquen en ellos o los utilizan para consumir bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes. La lista de los primeros 43 parques se hizo analizando los pedidos de la comunidad, clasificando el nivel del problema y la afluencia de gente.
Cristian Morales espera que la iluminación llegue al parque Lineal de Solanda, donde el martes jugaba con sus hijos, a las 18:20. Les quedaba poco tiempo, porque nunca se quedan más allá de las 18:45. “Aquí hay personas que incitan al consumo de drogas. Ha habido violaciones, robos y hace unos tres meses hubo un asesinato junto a los eucaliptos”, dice.
Para Morales, la luz en el lugar motivaría a que la gente salga a divertirse y haga ejercicio tranquila. Ahora, quienes madrugan a trotar en el sector de La Isla salen con palos, para defenderse en caso de un ataque.