Sellado, pozos y drenaje para que el Metro de Quito no se inunde

La tuneladora La Guaragua avanzó desde La Carolina y ahora se acerca a La Pradera. Foto: Patricio Terán/EL COMERCIO

La tuneladora La Guaragua avanzó desde La Carolina y ahora se acerca a La Pradera. Foto: Patricio Terán/EL COMERCIO

La época de lluvias entre octubre del 2016 y julio de este año no complicó el avance de la apertura del túnel del Metro de Quito, según los técnicos del Consorcio Línea 1 del Metro.

Para continuar con los trabajos, de acuerdo con el cronograma, se toman tres medidas que aseguran que no haya filtraciones de agua en el túnel, no solo durante la construcción sino en el futuro.

Según la Secretaría de Seguridad del Municipio, la época lluviosa que enfrenta Quito será de igual o mayor magnitud que la registrada entre octubre del 2016 y julio del 2017. Por esto, las tres medidas que se ejecutan a la par de la construcción del túnel son: impermeabilizar el espacio entre los anillos del túnel, desfogue del agua por medio de tuberías hasta El Labrador y construcción de pozos de drenaje entre las estaciones.

Las filtraciones de agua hacia el túnel no son una posibilidad. Según José Pablo Castro, coordinador de Producción de la tuneladora La Guaragua, el túnel de 22,6 km de longitud del Metro de Quito se va sellando a medida que avanza la máquina. Esta acción es similar a la que utiliza un submarino para mantenerse bajo el agua sin que ésta ingrese.

La tecnología que posibilita abrir el hueco e ir sellándolo está en las mismas tuneladoras. La Guaragua, Luz de América y La Carolina son máquinas del tipo tuneladora de presión de tierras. “Esto nos permite sacar o redireccionar el agua y la tierra fuera del área de excavación mientras avanza la máquina”, dijo.

La clave del proceso está en nivelar la presión del agua y de la tierra con la del túnel que se abre. Para esto, según Castro, lo que hace la tuneladora es ­aumentar la presión que hay en el túnel respecto de su alrededor, para que la estructura termine sellada.

Abierto el hueco, la tuneladora se encarga de colocar las siete dovelas hechas de concreto para formar el anillo del túnel. Aquí se da la primera medida para evitar filtraciones. Según el técnico del Consorcio, una vez que la tuneladora avanza, deja un espacio de 15 centímetros entre la tierra y la estructura del túnel. Para impermeabilizar el túnel se coloca un material compuesto por cemento y bentonita (arcilla de gran poder).

Pero, ¿qué pasa con el agua que ingresa por los accesos de ventilación que se cerrarán una vez que termine la obra? Los ductos o aberturas que hay desde la superficie hacia el túnel, dice Castro, son mínimas.

La medida de seguridad para evitar acumulación por este motivo consiste en drenar el agua hacia tres tuberías.

Por ejemplo, en la estación La Carolina, en el norte de ­Quito, las aperturas a la superficie no sobre­pasan en total los 40 m² y son temporales mientras se termine la obra. “En caso de una fuerte lluvia -de por ejemplo 100 litros/m², en una hora apenas ingresarían cerca de 4 m³ de agua en una hora, más o menos.
Es una cantidad mínima”.

La primera de esas tuberías saca el agua hacia El Labrador, en el norte de Quito. La segunda permite el ingreso de agua caliente hacia la máquina, y la última la canaliza hacia la torre que comanda las operaciones de las tuneladoras. El agua que termina en El Labrador es sometida a un proceso químico para reutilizarla.

Aquella que es reutilizable ingresa de nuevo a las máquinas, para su funcionamiento. El resto se emplea en tareas de limpieza.
Según el Consorcio Línea 1 del Metro, el agua lluvia no complicará el avance de las obras en el interior del túnel. “En el exterior es normal una, mientras pasa lo más fuerte del aguacero. Pero eso no retrasa el cronograma”, señaló.

Una vez que las tres tuneladoras terminen su trabajo, se prevé otra medida para asegurar que no haya filtraciones de agua. El sistema Metro de Quito contará con 15 estaciones entre El Labrador, en el norte, y Quitumbe, en el sur. Entre estación y estación se construirán pozos de drenaje para sacar el agua que pudiese ingresar en el túnel.

En esto colaborará el diseño del túnel. Según Castro, este cuenta con ascensos y descensos que dirigen el agua hacia los puntos desde donde se la drenaría.

Un dato interesante en este punto es que esos ascensos y descensos no solo sirven para canalizar el agua sino para el ahorro de energía. Castro comentó que ese diseño permite ahorrar energía para el impulso y freno de los coches del Metro, una vez que se encuentren operativos. Según el Municipio, el avance de la obra es del 44,36%.

Medidas para garantizar que no habrá filtraciones:

1. Impermeabilización. La tuneladora perfora la pared de tierra y se coloca las dovelas para sostener el túnel. Se aplica una capa de 15 cm de cemento y bentonita.

2. Tuberías. El agua que se filtra al túnel se desfoga hacia la estación El Labrador, en el norte.

3. Pozos de drenaje. Entre estación y estación se construirán pozos de drenaje, para sacar el agua.

 

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