Domenique Cerón tiene 12 años y ya escribió su primer cuento. Ella está en octavo de básica del Colegio Simón Bolívar y su nombre figura entre los autores del libro ‘La ciudad de los misterios y secretos’, escrito por los niños del barrio San Roque, en el Centro Histórico de la ciudad.
La publicación, que es parte del proyecto Guardianes del Patrimonio, tiene 16 microcuentos y 29 dibujos. 18 niños de cinco escuelas participaron en seis talleres de pintura y en un número similar de escritura.
Cerón se decidió a escribir sobre uno de los museos que hay en su barrio. El cuento ‘¿Cómo se creó la Casa del Alabado?’ narra una pequeña historia de una persona que viaja a través del tiempo y conoce un mundo diferente.
Para que su sueño se haga realidad tiene que donar su casa y lo hace para que se abra un museo. “Mi personaje es parecido a un o de la historia del Mago de Merlín”. Ella está involucrada en las actividades culturales, a través de la pintura y de la escritura.
Jixón Mora también tiene 12 años y estudia en el Colegio Alfonso Laso. Él vio una foto de las mujeres que en tiempos pasados recorrían las calles del centro con cajones.
Esa imagen le inspiró escribir el cuento de la cajonera. Habla de una mujer que se sacrificaba mucho para conseguir dinero y dar de comer a sus hijos. Hasta que un día le agradecieron por estar muy pendiente de ellos.
El proyecto Guardianes del Patrimonio es auspiciado por Mutualista Pichincha, Metropolitan Touring y el Museo Casa del Alabado. Su ejecutor es el grupo Gescultura.
‘Rutas del Patrimonio Inmaterial de San Roque’ es uno de los productos del proyecto. Consiste en armar recorridos para los turistas por los talleres de restauración de imágenes, de elaboración de colaciones, panaderías, entre otros, que hay en el barrio San Roque y son parte de la tradición de las familias.
Esta iniciativa ganó la convocatoria de la Casa América Catalunya. El premio consiste en un aporte económico para la ejecución. En los dos últimos años, Guardianes del Patrimonio ha capacitado a 2 400 vecinos sobre la importancia y protección del Patrimonio.
Para Paola de la Vega, de Gescultura, lo más difícil fue que los vecinos les abran las puertas. “Al inicio no entendían en qué consiste el proyecto y hasta se negaban a participar”. Ahora, los vecinos están mejor relacionados y conocen sobre la importancia del Patrimonio que hay en su barrio.
Esto lo ratifica Rocío Carrión, quien desde hace 17 años tiene un taller en donde se restauran las imágenes de los santos. “En los talleres aprendía a relacionarme mejor con las personas y a atender mejor al cliente”.
Para Luis García Collins, gerente de Mercadeo y Servicio al Cliente de Mutualista Pichincha, el propósito es apoyar al mejoramiento de la calidad de vida de los vecinos del barrio San Roque.