Seguramente debe ser porque mi vida está íntimamente relacionada con los animales que he aprendido a respetar la libertad.
No concibo una vida sin libertad, hablo de una libertad en toda la expresión de su palabra. Los animales salvajes, por ejemplo, cuando son privados de su libertad simplemente se dejan morir antes que vivir en el encierro.
En varios rescates de animales salvajes que han sido encerrados desde pequeños es impresionante ver el daño que ha causado en ellos la falta de la libertad, muchos de ellos simplemente viven en un cuerpo físico, pero han muerto en su mente y sus ojos denotan esa muerte.
Todos debemos ser libres y no permitir a nadie ni nada que nos calle o nos encierre; así mismo, debemos por obligación moral ayudar a nuestros hermanos menores los animalitos, para que se respete su libertad.
Cuando aprendamos a respetar la vida de todos los seres vivos nos podremos considerar seres libres y racionales. La libertad es un bien individual y depende de cada uno el no perderla.