Para mí, la libertad es un valor que incluye pensar, sentir y actuar. Con estos tres elementos es viable construir una sociedad armónica, en la que las personas actúen correctamente. Por ello, la ética es un aliado de la libertad.
En mi oficio, que consiste en crear e inventar, este valor es indispensable para desarrollarme profesionalmente, porque nadie coarta la imaginación.
Sin embargo, vivir libremente tiene un precio, a veces esta forma de pensar genera rechazos de las personas que no comparten esa visión. No obstante, la libertad nos enseña que hay límites y que no todos pensamos igual. Lo más importante es entender que el desenvolvimiento de nuestra personalidad no debe afectar al resto de personas.
Si todo un colectivo de personas aplica estos principios, más que un avance individual, ese grupo crece. Porque todos buscan lograr un fin común que es vivir fraternalmente y en equilibrio.
En definitiva, la libertad es un modelo que estructura de forma positiva a una sociedad y ayuda al crecimiento individual.