Vivir y trabajar en libertad tiene una connotación profunda: significa poder administrar el tiempo que uno posee sin barreras ni medidas, para así desarrollar mejor la creatividad.
Trabajar de esa forma significa experimentar, aprender, conocer gente y los entretelones del medio del diseño sin cortapisas. Cuando uno trabaja en entera libertad es más fácil plantearse metas, cumplir aspiraciones y encontrar oportunidades.
Con libertar se tiene la posibilidad de buscar, analizar, comparar y seleccionar. Aprender de las experiencias de los otros y compartir lo que uno ha conseguido.
Por eso, para mí, es superfrustrante trabajar con jefes que tienen parámetros ultrarrígidos que frenan el desarrollo individual y no permiten que el creativo desarrolle un estilo propio.
¿Si hubieran restricciones a mi trabajo? Sería frustrante y un retroceso; un atentado a la cultura. Sería muy triste trabajar atado a ciertas condiciones y a ciertos reglamentos. El diseño así no sería lo mismo; no sería auténtico; no sugeriría nada trascendente.