Esmeralda de la Vega indica algunos cambios que ha sufrido el habla de los quiteños en las últimas décadas. También su particular forma de pronunciación.
Hoy es el Día del Idioma Español. ¿Qué identifica a la lengua del quiteño?
Quito no tiene una sola forma linguística. La lengua refleja la diversidad social. Mientras más compleja sea la sociedad, más diversidad linguística hay.
¿Qué formas se pueden identificar?Desde un punto de vista social, se diferencian las formas linguísticas de los sectores altos y de los bajos. También de acuerdo con el sector geográfico, norte o sur. Y también influye mucho la edad.
¿También influyen las identidades urbanas como el rock o el hip hop?
Por supuesto. Una parte fundamental de la identidad es la lengua. Esta funciona como un elemento cohesionador y diferenciador de un grupo. Los jóvenes son los que más introducen cambios. Ellos usan mucha jerga y malas palabras.
¿Se puede identificar una especie de habla tradicional ‘estándar’ quiteña?Actualmente, en Quito hay una convergencia de dialectos de diferentes lugares. Desde hace unos 30 años, el dialecto de Quito viene cambiando. Ya no se reconoce lo que antes llamábamos el habla tradicional. Hasta los setenta, la ciudad casi no tenía influencias extranjeras. Muy poca gente tenía acceso a la televisión, por ejemplo.
¿Existe un patrón que identifique a los quiteños?
Claro, eso sí. La entonación, principalmente. Para un quiteño su acento le suena neutro. Pensamos que hablamos como los de la CNN. Pero una persona de cualquier otra parte percibe perfectamente nuestra entonación particular.
¿Qué rasgos identifican ese acento?
Depende, en esto también se divide un poco por edades. Por ejemplo, el arrastre de las ‘r’ que en linguística llamamos sibilación, es muy común en una generación adulta.
¿Y en los jóvenes?
No. Las personas de entre 30 y 40 años pronuncian una ‘r’, como atenuada, que llamamos retrofleja. Se parece a la ‘r’ del inglés estadounidense. Antes esta ‘r’ era una moda de los sectores altos, que luego copiaron los sectores medios. También hay una ‘r’ un poco neutra que llamamos vibrante. Esta es usada desde los niños más pequeños hasta las personas de 30 años.
¿Pasa igual con la ‘ll’?
Parecido. La generación mayor usa una ‘ll’ que llamamos rehilada, de pronunciación fuerte, que se acerca un poco a la ‘sh’, usada por los sectores muy bajos. Los jóvenes en general usan una ‘ll’ atenuada y retenida, conocida como africada.
¿Cómo se producen estos cambios de pronunciación?
El prestigio de los hablantes influye en el prestigio de la lengua. Si los sectores altos usan ciertos rasgos, estos se vuelven prestigiosos. Y al contrario también.
¿Los medios de comunicación influyen?
En las últimas décadas se difundió mucho el acceso a los medios de comunicación como la televisión y la radio. Eso ha influido en una especie de homogeneización de la lengua.
¿La televisión tiende a estandarizar la lengua?
Antes de la difusión de la TV, la brecha entre los sectores llamados ‘cultos’ y los sectores populares era muy grande. Ahora no. El habla de la televisión ha influido mucho en los estratos populares.
¿Hay posibilidad de que las palabras ‘man’ o ‘cachas’ lleguen al diccionario?
La lengua tiene que ver con la fuerza de la costumbre. Lo que más se usa es lo que se vuelve norma. Cuando una expresión llega a los sectores altos, llamados ‘cultos’, se vuelve norma. Hoy usamos expresiones que antes habrían sido un escándalo.
¿Es verdad que los extranjeros vienen a aprender español a Quito porque acá se habla más correcto?
Sí, vienen muchos, pero solo porque hablamos más despacio.
¿Qué otros rasgos de pronunciación son quiteños?
La pronunciación de la f. En Quito lo hacemos uniendo los dos labios. En otras partes, la pronuncian uniendo un labio con los dientes. También está la supresión de la ‘g’ en palabras que llevan esa letra en el medio, como en ‘agua’. En Quito tendemos a no pronunciar esas ‘g’.
¿Cuál más?
La sonorización de la ‘s’ en el encadenamiento fónico. Ese fenómeno se da cuando una palabra termina con ‘s’ y la siguiente empieza con vocal. Por ejemplo, cuando decimos ‘Tus ojos’ tendemos a pronunciar la ‘s’ como una especie de zumbido suave. También es importante el debilitamiento de las vocales ‘e’ y ‘o’ al final de las palabras.
¿Por ejemplo?
Cuando se dice ‘los zapatos’, a veces, tendemos a pronunciar solo ‘zapats’.