Diego Montenegro A.
Editor de Quito
Nuestra principal premisa es que la ciudad es un gran escenario humano. Con identidad y contrastes, con opulencia y mendicidad, con patrimonio y modernidad, con desarrollo y estancamiento, con chullas quiteños y sin ellos, con orden y desorden, con una enorme influencia política y propuestas vanguardistas.
Estamos convencidos de que nuestra prioridad informativa es el ciudadano y los problemas que le atañen. Nuestra intención es contar el drama de quienes todos los días tienen que viajar una hora o más para ir de su casa a su sitio de trabajo y pasar por nuestras páginas las propuestas que surgen para alcanzar un mejor calidad de vida.
Quito, la capital de la República, tiene problemas complejos e identidades irrefutables. Es la ciudad con vías congestionadas y amplios parques, que convocan al reencuentro.
La movilidad y el entretenimiento tienen un gran peso en nuestra agenda informativa, porque sabemos que ahora el ciudadano trata de optimizar al máximo cada minuto para volverlo productivo y de calidez.
Nuestra única inclinación es hacia las propuestas colectivas, hacia el anhelo ciudadano, el apoyo de las buenas iniciativas, sin importar de dónde vengan.
Creer en la democracia, en el libre pensamiento, en la apertura a la opinión diversa, en el respeto y en la sensibilidad humana son los postulados de nuestra filosofía.
Eso lo saben Anaela Mejía, Mauricio Bayas, Fernando Criollo, Francisco Moreno y Paúl Zamora, reporteros de la Sección Quito. Ellos son los ojos, los oídos y el tacto del periódico en las calles de la ciudad.
Ellos proponen los temas, detectan los asuntos de mayor interés ciudadano y sufren el desencanto de la profesión cuando las fuentes se cierran y bloquean el ejercicio de la libertad de expresión.
Todos los días planificamos, trazamos nuestra hoja de ruta y tratamos de responder la pregunta: ¿Qué le interesará leer mañana a la gente? No estamos en contra del poder, más bien lo reconocemos y lo respetamos como tal.