El historiador Jorge Salvador Lara recibió el nombramiento de cronista vitalicio de la ciudad, por parte del Concejo Metropolitano. La ceremonia se realizó en la noche del martes, en el Teatro Variedades.
Su barba blanca y el lento caminar contrastan con su aguda voz. A sus 84 años, el historiador Jorge Salvador Lara aún se exalta cuando habla de su segundo amor: Quito. “Es un honor haber nacido en esta ciudad y también lo será morir en ella”.
Por este amor a la ciudad, se dedicó a estudiar y difundir su historia. En 1992, el Concejo Metropolitano lo nombró Cronista de la ciudad. Desde entonces, se ha desempeñado hasta ayer como guardián y relator de los hechos del pueblo quiteño en el Archivo Metropolitano.
“Quito comenzaba en El Panecillo y terminaba en El Belén. Había un tranvía muy lento”.
Salvador Lara dio un discurso en el Teatro Variedades, después del reconocimiento. “El historiador está obligado a interpretar el sentir de la realidad del pueblo. La historia es una toma de conciencia para buscar la propia identidad. La historia recoge los hechos positivos, tiene un deber social, que es fortalecer a los pueblos”.
El vicepresidente Lenín Moreno destacó las virtudes del conocido historiador. “Gracias a él hemos escuchado historias como el diablo oscuro y el taita pendejadas. Él nos entrega una fotografía instantánea de Quito, se sumerge en la pequeña historia”, comentó.
Para Augusto Barrera, alcalde de Quito, la condecoración es un acto de justicia por su entrega absoluta.
Para Jorge Salvador Lara, este nuevo reconocimiento es un nuevo compromiso. “Tengo la obligación de seguir escribiendo sobre la ciudad. Aunque cada día camino menos y a veces hasta me caigo”.
El auditorio aplaudió con insistencia, mientras Salvador Lara volvía a su puesto, ayudándose de un bastón.