En las canchas de fútbol y voleibol del parque Inglés no hubo ningún control, ayer, 23 de enero del 2021. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Los buses y los parques son los sitios en donde menos se respetan las disposiciones de usar mascarillas cubriendo nariz y boca, mantener la distancia y desinfectarse las manos.
Eso preocupa a las autoridades, ya que esos espacios pueden ser focos de transmisión del SARS-CoV-2. Desde agosto, Quito es la ciudad con mayor número de contagios. Hasta ayer, 23 de enero del 2021, se registraron 76 838, es el 32% del total nacional.
Ayer, el parque Inglés, uno de los lugares de esparcimiento del norte de la urbe, lució lleno. Las áreas más concurridas fueron las canchas de césped sintético en las que se practica fútbol. Allí, algunos equipos se enfrentaban en partidos que incluso contaban con espectadores. No había ningún tipo de control en el sitio.
Buen número de futbolistas no usaba mascarilla, tampoco lo hacían quienes se divertían en las canchas de voleibol.
En el lugar se habían instalado además carpas en donde vendedores atendían a los concurrentes. Vendían chochos, granizados y fritada.
En el parque La Carolina, en cambio, el lugar más concurrido fue la laguna. Allí la gente navegaba en los tradicionales botes; portaban sus mascarillas mientras pedaleaban para avanzar y esquivar a otras embarcaciones. Las canchas de basquetbol también estaban llenas de jugadores.
Contrariamente a lo que ocurría en el parque Inglés, efectivos de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) y miembros de la Policía Nacional se hicieron presentes en La Carolina, para vigilar que no haya aglomeraciones, libadores ni personas de comportamiento dudoso, según explicó el agente Gerardo Robles.
Al pie de la avenida De los Shyris, 15 ‘skaters’ hacían acrobacias en patinetas y bicicletas. La mitad, sin cubrebocas.
Pero esos no son hechos aislados. La capital es la ciudad con el mayor número de aglomeraciones, confirmó Juan Zapata, presidente del COE Nacional y director del ECU-911.
Hasta ayer, 23 de enero, se registraron 144 397 aglomeraciones en todo el país, de las cuales 33 753 -el 23%- fueron en Quito.
Entre los lugares más problemáticos, el ECU-911 registra al Centro Histórico, Chillogallo, Calderón, Conocoto e Iñaquito. Es por eso que en el marco de sus competencias, el COE Metropolitano tomó nuevas decisiones. “Se basaron en el informe que nos presentó la Secretaría de Salud, el lunes, que mostró que el 100% de las camas de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) está ocupado en Quito; hay un 4% libre en el Baca Ortiz y en la Maternidad Luz Elena Arismendi”.
El fin de semana anterior hubo un desbordamientos en fiestas clandestinas, en actos en discotecas no autorizadas y en galleras; además, consumo de alcohol y reuniones con cientos de personas, alertó Zapata. “Es lógico que los COE deban tomar medidas para oxigenar el sistema. Pedimos comprensión a la ciudadanía”.
Las discotecas -recordó- siguen con su Licencia Metropolitana Única para el Ejercicio de Actividades Económicas (LUAE) suspendida. Sin embargo, las abren con más 200 personas presentes y en sitios poco ventilados; además se da el consumo de alcohol.
Desde el pasado viernes rige otro horario para la circulación de automotores en Quito. Se permite hacerlo desde las 23:00 hasta las 04:00. Y se prohíbe la venta de licor los días viernes, sábado y domingo, desde las 22:00 hasta las 06:00.
Francisco Aráuz, director de Fiscalización de la AMT, indicó que los controles en los buses son permanentes y están a cargo de 12 brigadas que laboran en dos turnos. Cada una con cinco agentes. En total son 60 uniformados y fiscalizadores que no se dan abasto.
El problema -señala- es social y de difícil control, porque nace de la necesidad de la gente de trasladarse. Los choferes y sus ayudantes tampoco colaboran, por su afán de obtener mayor rédito económico.
En contexto
El jueves, la Alcaldía emitió la resolución A-004, a través de ella se establece que ningún automotor podrá circular de 23:00 a 04:00. También se prohíbe la venta de licor de viernes a domingo. El objetivo es disminuir los riesgos de transmisión del virus.