A las 20:10 del sábado se abrió el telón rojo del Teatro Nacional Sucre. A esa hora se dio inició la ceremonia en la que Quito recibió el título de Capital Americana de la Cultura. Las luces se apagaron en el auditorio, que estuvo lleno de engalanados asistentes.
Se iluminó solo el escenario, donde unos 200 artistas hicieron un recorrido por los cuatro momentos que vivió la capital: el indigenismo, la independencia, el mestizaje y la modernidad.El artista Jaime Zapata apareció sobre una tarima. Él iniciaba un mural, que recogía esta historia. El espectáculo empezó con una veintena de danzantes del grupo Muyakan, que usaban trajes negros y anaranjados. Con su baile representaron la caza, la recolección de frutos y la llegada de los españoles, al son de la Orquesta de Instrumentos Andinos. Los aplausos y ovaciones del público fueron permanentes.
“Quito, ciudad multifacética, Quito es ancestro y aborigen, aquí se asentaron las primeras culturas agroalfareras, los Quitu-Caras. Fue sometida por los incas y convertida en la segunda capital del imperio del Tahuantinsuyo”, relató el historiador Juan Paz y Miño. Quito es la ciudad número 14 que ostenta esta designación y la primera en el Ecuador.
Le antecedieron urbes como Mérida (México), Santo Domingo (República Dominicana), Asunción (Paraguay), Brasilia (Brasil) y Cuzco (Perú). La riqueza cultural de Quito fue una de las razones por las que el Bureau Internacional de Capitales Internacionales le otorgó el título. “Tiene una enorme potencia cultural por descubrir”, expresó Xavier Tudela, presidente del Bureau.
Quito tendrá promoción internacional durante un año. La difusión será a través de campañas, ferias, foros y de 3 000 spots televisivos en las cadenas Antena 3 y Discovery Channel.
También en la Plaza del Teatro había actividades. Allí se desarrollaba un show de luces multicolores. Tonos rojos, azules, amarillos y verdes resplandecían sobre la fachada del Teatro. Además se proyectaron videos de los sitios turísticos de la capital. La Plaza estuvo llena de transeúntes que se detenían a disfrutar del show. Niños como Daniel Naranjo se entretenían con las cámaras de humo que completaban la función.
En el interior del Teatro, la velada continuó con la etapa de la Independencia, en donde se destacó a Quito como la pionera en rebeldía y búsqueda de la libertad, actitud que le hizo merecedora de la nominación de Luz de América. Los personajes centrales fueron Manuela Sáenz y el Libertador Simón Bolívar.
En una ópera los artistas Marlon Valverde y Vanessa Lamar simbolizaron la valentía y el amor de estos dos próceres. La ópera se inició con la invitación de Manuela, “baile conmigo Simón”. Esa frase despertó el murmullo malintencionado de la sociedad quiteña de la época, representada por el Coro Ciudad de Quito.
Según Paz y Miño, en esta época la capital se convirtió en la antena política y símbolo del poder en el Ecuador. Rosa Jiménez, una de las asistentes, no dejaba de aplaudir, “Es un orgullo que se reconozca la historia Quito”.
Pasada las 22:00, Zapata seguía pintando. Terminó el bosquejo de la obra y empezó a llenarlo de color. Entonces fue el turno del mestizaje. Allí intervino el Ensamble Quito 6, quienes con música realzaron a Quito como una ciudad cosmopolita y forjadora de identidad, que acogió a personas del país y el mundo.
Luego, el Teatro que se quedó con poco público. Al final actuó el cantante Juan Fernando Velasco. En la ceremonia hubo una combinación de las artes: música, danza, pintura, con lo que se mostró el porqué Quito es Capital Americana de la Cultura. El acto se cerró con la canción Yo nací aquí.