Los estudiantes de la carrera de Diseño Comunicacional de la Universidad San Francisco están empeñados en resaltar la identidad del quiteño. La propuesta es construir una versión contemporánea de cada estudiante sobre los aspectos que identifican al quiteño.
La muestra, compuesta por 19 proyectos, plasma la creatividad individual de los estudiantes a través de los íconos culturales que identifican al quiteño.Por ejemplo, la imagen de las columnas del friso de la iglesia de La Compañía de Jesús fue utilizada para estampar las camisetas de una colección de moda contemporánea. También, la imagen de la Virgen de Legarda fue usada para diseñar una agenda juvenil llamada Legardita.
Un semestre entero emplearon los 10 estudiantes de octavo, séptimo y sexto semestres para investigar, concebir y desarrollar proyectos visuales creativos sobre el tema de la identidad. Finalmente, ese trabajo se presenta en el vestíbulo del Municipio de Quito, bajo el título ‘¿Quién soy UIO?’. La muestra estará abierta hasta hoy.
El amplio universo creativo de lo quiteño fue circunscrito en tres categorías: personajes, sitios y experiencias. La premisa trabajada con los profesores Christian Mogrovejo y Cristine Klein fue, según se anota en el primer panel de la exposición, intentar una definición personal de la idea de pertenencia a un grupo humano.
La otra premisa fue ser absolutamente contemporáneo. Aquí se presentó una paradoja: para acercarse a la contemporaneidad, los estudiantes se remontaron 300 años hacia atrás. Buscaron un filo histórico sobre el cual basarse visual y teóricamente. Se quedaron con la Escuela Quiteña.
De allí surgieron las propuestas. La línea de adornos ChiQuito está formada por diseños infantiles tomados de la iconografía del arte religioso colonial: serpientes, diablos, calaveras, ángeles, ovejas, vírgenes, principalmente.
La idea de lo contemporáneo, dice Cristine Klein, se trabajó pensando, sobre todo, en los usuarios más jóvenes. “Quisimos que las personas vean al hecho de ser quiteño como algo actual, que se nutre de elementos locales, pero también universales”.
El trabajo de campo fue realizado a través del contacto que la universidad ha mantenido desde hace algunos años con la Escuela Taller Quito. Allí, los alumnos trabajan esculturas artesanales, según técnicas tradicionales.
Varios proyectos nacieron de esa experiencia. Por ejemplo, el diseño de la marca de chocolatería fina Chocolates Concepción, que crea una identidad visual a través del águila bicéfala de la identidad religiosa quiteña del siglo XVII. La idea del creador del producto, el estudiante Álvaro Villacís, es promocionar “la riqueza simbólica y el grandioso lujo que había en esa época, a través de unos chocolates exclusivos”.
En la misma línea se ubica la propuesta de María Elisa Betancourt, de crear una identidad visual para un posible café en la Escuela Taller Quito.
A través de una exploración de los diseños de la Escuela Quiteña, la estudiante creó una línea de adornos propios para el café y una carta de platos que, a la vez, es un catálogo de las obras arte que están a la venta.
Otra línea creativa es la del impreso. Jaime Morillo creó un cómic a partir de la leyenda de El muerto del candelabro. En el diseño de modas, Ma. José Guerreros creó una línea de carteras con la imagen de la Virgen de Quito.