Antonieta Palacios trataba de consolarse a sí misma: las molestias de hoy son los beneficios de mañana. El comentario era con sus compañeros de trabajo, en la oficina, a las 08:50 de ayer. Llegó 20 minutos tarde. La razón: el contraflujo en la avenida Mariscal Sucre, a la altura de la Fernández Salvador.
“Si sabía que iban a suspender la circulación, en sentido sur-norte, a la salida de los túneles me bajaba en Miraflores y tomaba la América. Desde la Carlos V hasta la Vaca de Castro hice 19 minutos. Fue desesperante”.
La ejecutiva se enteró, en la mañana de ayer, que el contraflujo en ese sector regía por la construcción del intercambiador.
La calle Pedro de Alvarado, alterna a la Mariscal Sucre, resultó estrecha para los carros que llegaba del sur. Una larga fila se armó durante la hora pico y detrás de los cristales, rostros de conductores desesperados, que a ratos se animaban a pitar de manera incesante. Palacios avanzaba 10 metros en su automóvil y se volvía a detener. Así transcurrió la hora pico en la mañana de ayer.
A esa hora, los tres carriles habilitados en la Mariscal Sucre y Fernández Salvador fueron destinados para la circulación norte-sur.
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