Sintieron que los frenos del bus en el que viajaban dejaron de funcionar y elevaron una oración a Dios. Eso fue lo que hicieron los 45 pasajeros de una unidad de transporte ejecutivo que se accidentó la tarde del domingo 13 de agosto en el peaje de Oyacoto, en las afueras de Quito.
Según detalló el sargento José Sánchez, del Servicio de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT) el bus de turismo perdió eficacia en el sistema de frenos y se impactó contra tres vehículos que se encontraban en la fila para pagar el peaje.
Los automóviles quedaron completamente destrozados y varios de los ocupantes resultaron heridos por el fuerte impacto.
“Seis personas se encontraban heridas, dos de ellas estaban graves y fueron trasladadas de inmediato a casas de salud, mientras que las otras cuatro fueron atendidas en el mismo lugar hasta estabilizarlas”, señaló el teniente de bomberos Christian Logaña.
Los pasajeros del bus, oriundos de la provincia de Manabí, bajaron despavoridos de la unidad y entre abrazos agradecían al cielo por continuar con vida. Ellos llegaron a Quito el pasado jueves 10 de agosto para participar de una convención cristiana y estaban retornando hacia su provincia.
“Salimos desde el Comité del Pueblo, desde ese momento sentimos que algo anda mal en el bus. Cuando empezamos ya a bajar nos dimos cuenta que el chofer quería maniobrar porque no le funcionaban los frenos. Ahí empezamos a rezar”, comentó Esther Flores.
Viviana Murillo viajaba con su esposo, aseguró que “la mano de Dios” fue quien los salvó de morir. “Nosotros no conocíamos el camino de regreso, nos indican que esta vía no era la correcta, que debíamos ir por Alóag, pero si hubiéramos ido por allá el accidente hubiera sido mortal. Definitivamente los ángeles de Dios actuaron”.
Luego de darse ánimos mutuamente los pasajeros del bus formaron una fila para poder retirar sus maletas y buscar la forma de emprender nuevamente el viaje hacia sus hogares. “Le damos la gloria a Dios, él nos va a llevar con goce y alegría a nuestro destino”, manifestó Murillo.
Mientras tanto las personas que viajaban en los autos livianos y que solo presentaban algunos golpes, veían desde lejos cómo habían quedado retorcidos los fierros de sus vehículos y entre lágrimas manifestaban que se trató de “un milagro”.
Los bomberos debieron utilizar espumógeno, pues por la colisión de los cuatro automotores quedó gasolina derramada en el pavimento. “Con esto neutralizamos este material para posteriormente realizar los trabajos de retiro de bienes de los vehículos afectados”, indicó Logaña.
Los cuatro conductores fueron trasladados a la Unidad de Flagrancias para la audiencia respectiva, que determinará su grado de participación en el accidente.
Tres carriles de la vía Panamericana en sentido Quito – Guayllabamba permanecieron cerrados mientras se retiraban los carros de la calzada. No se registró congestión vehicular.