Los orgullosos descendientes de Lucas Tipán viven en Sangolquí (valle de Los Chillos) y en la víspera de los 199 años de la gesta del 24 de Mayo de 1822 trabajan en un video que recuerde a su pariente. Él fue quien guió, en medio de las trochas, a las tropas libertarias al Pichincha.
Sobre el ‘Chasqui Libertador’ poco se sabe. “Es un personaje invisibilizado e ignorado incluso en su terruño”, suelta sin titubear Francisco Vallejo Tipán, familiar de la duodécima generación a partir del bisabuelo de Lucas.
Aquella falta de reconocimiento dentro del contexto histórico es injusta, agrega; más, sabiendo que fue un hombre clave en la estrategia militar previa a la Batalla de Pichincha. Y apostilla: “Fue espía y mensajero, todo lo que sucedía en Quito corría hasta Sangolquí para contárselo al coronel Vicente Aguirre, mano derecha de Sucre”.
Sin embargo, no pierde la esperanza de que, algún día, su pariente tenga el sitial que le corresponde. Mientras tanto, por el lado de la parentela se hace el documental que ayer se terminó de grabar en Libertad de Pinllocoto, uno de los lugares en los que habría descansado la tropa libertaria.
Ese audiovisual será difundido en las redes sociales y así, señala Vallejo Tipán, se logrará dimensionar el aporte que Lucas tuvo en la emancipación de la Real Audiencia de Quito. Paralelamente, se deja a punto un libro que, aspira, “ojalá el Municipio de Rumiñahui se haga eco y apoye”.
La historia de la hazaña del ‘Chasqui Libertador’ es narrada así por Javier Gomezjurado Zevallos, miembro de la Academia Nacional de Historia: “… cuatro días antes de la Batalla de Pichincha, el 20 de mayo de 1822, el sangolquileño Lucas Tipán de la Cruz guió al ejército del general Sucre desde la llanura de Limpiopungo, por la cuenca del río Pita, hasta la hacienda Chillo Compañía”.
Aquella propiedad pertenecía a la familia del entonces marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar y Larrea.
Y sigue: “…una parte del ejército patriota habría descansado en los actuales barrios La Libertad y Luz de América que, en aquella época, pertenecían a la hacienda Pinllocoto, también de propiedad de Selva Alegre; donde los soldados patriotas habrían sido atendidos por la población sangolquileña”.
La última travesía, donde el aporte de Lucas fue clave, comenzó desde el 22 de mayo de 1822, a primera hora de la madrugada, apunta Klever Bravo, miembro de la Academia Nacional de Historia.
Los combatientes atravesaron los sectores de Libertad de Pinllocoto, Sangolquí, Conocoto, Loma de Puengasí, Chillogallo y luego la cara posterior del Guagua Pichincha para llegar, al amanecer del 24, a la Cima de la Libertad.
Acerca de aquellas dotes de rastreador, sabe sobradamente la parentela de Lucas; sin embargo, se necesitaban más datos, así que en el 2009 se formó la asamblea general familiar y una parte de ella fue a la parroquia Juan Bautista de Sangolquí, para investigar.
Allí se encontró la partida de bautizo. Lucas nació el 21 de octubre de 1790, en Sangolquí.
Era hijo de Francisco Tipán, el gobernador de indios de la parcialidad de ese territorio; y de Juana de la Cruz, una dama de origen español.
Otro dato, tras la muerte de su padre, Francisco Tipán, él lo sustituyó en el cargo y así se convirtió en el primer gobernador en la floreciente y estrenada época republicana.
Esa información es avalada en el libro ‘Sangolquí profundo’, de Gomezjurado Zevallos: “… Lucas Tipán, el patriota, fue nombrado gobernador de Sangolquí, por el intendente Valdivieso, el 3 de julio de 1824”.
A renglón seguido, se adjunta un informe en el que Vicente Aguirre, coronel de los ejércitos de la República, certifica la valía del indígena: “…ha servido con el mayor honor, aplicación y actividad a la parroquia y al Estado…”, reza el escrito.
También se menciona: “reservadamente llevaba avisos importantes que sirvieron para salvar las armas, caballerías y hombres, que remitió a Sucre”. Y por esos méritos se le creyó el “único capaz de ocupar dignamente el lugar que ha dejado su padre”.
Vallejo Tipán agrega que el ‘Chasqui Libertador’ fue de los pocos indígenas que aprendió a leer y a escribir, aparte de esta última información, no se sabe más: “hemos buscado, pero sin mayor suerte”. Incluso no saben cuándo y dónde falleció.
Por eso, el proceso de escarbar en la historia de Lucas continuará a cargo de la familia, aunque los libros que se guardan en la parroquia Juan Bautista de Sangolquí están totalmente destruidos y poco o nada se pueda rescatar de allí.
Paralelamente y en vísperas del bicentenario de la Batalla de Pichincha, los descendientes piensan hacer un pedido al Municipio de Rumiñahui.
Su intención es que, a más de la única calle que lleva el nombre de Lucas (aquella que nace en Chillo Compañía y llega hasta el cantón Mejía), se construya un obelisco en su honor que se llame ‘Sangolquí,
cuna de la libertad’.