Édgar Vega considera que para llegar a un estado de inclusión se debe trabajar con los diversos actores.
Según un estudio realizado por Corpovisionarios, cuatro de cada 10 quiteños no quisieran tener como vecino a un gay. ¿Cuál es su lectura al respecto?
Existen algunas. Por un lado, cierto sector de la sociedad quiteña, franciscana, es muy conservadora y está marcada por la religión, en donde la diversidad sexual es un tabú. También existe un estigma social generado por los medios de comunicación, que rayan en el prejuicio a la gente de la comunidad LGBT. No obstante, hay que considerar que los procesos sociales y las tensiones políticas y culturales de las sociedad, se expresan también dentro de las diversidades.
¿A qué se refiere?Por ejemplo, el bar LGBT, Blackout, abrió en el 2004 y hasta la fecha han existido cambios graduales. Al principio las personas que asistían bordeaban los 35 años. Ahora, el promedio de gente que visita el bar es de 20 años. Esto demuestra que sí hay una apertura y cambio. Sin embargo, todavía hay exclusión.
¿Cómo se podría evitar esta exclusión?
Lo que la sociedad necesita es formas de mejor convivencia. Una convivencia en la cual no se nos obligue a la singularidad. Una convivencia donde se reconozcan las diferencias, en donde no se tenga que preocupar de la identidad sexual.
¿Y en cuanto a las leyes?
Debe haber más equidad. ¿Por qué dos personas del mismo sexo deben conformarse solo con una unión de hecho? Para mí, el matrimonio es una institución en decadencia, pero lo que se debe generar es una dimensión democrática en la cual lo derechos se apliquen a todos los ciudadanos.
¿Qué herramientas serían útiles para lograrlo?
La interculturalidad es una herramienta transversal en el Estado y serviría para trabajar este tipo de exclusiones, pensando en que lo étnico y lo sexual son componentes que todos los seres humanos tenemos. Además, hay que reconocer que existe una situación de inequidad y partiendo de ahí una opción pedagógica sería reconocer la integralidad y las diferentes formas de amar y vivir en lo sexual, corporal y afectivo. Los medios deben dejar de reproducir estereotipos.
¿Cómo lograrlo?
Una buena opción sería que padres de familia, estudiantes, profesores y autoridades tengan una visión integral y no discriminatoria del ser humano. Esto deber ser apoyado por los medios de comunicación, los cuales tienen la labor de incluir a grupos minoritarios en su agenda.