Riobamba está ubicada en el sur del país, a tres horas de Quito. Allí, uno de sus platos típicos es el locro de papa. Sin embargo, a 30 minutos del norte de Quito, en Guayllabamba, también se puede degustar este tradicional plato.
La parroquia es conocida por su locro de papa riobambeño, desde 1950. Esto gracias a la familia Almache que abrió cuatro restaurantes: La Riobambeñita, El Riobambeñito, Típico Locro y El Balcón de la Riobambeñita.
Jorge Almache es dueño de El Riobambeñito. Además, junto a su hermano José, administra La Riobambeñita, que nació en 1950. Ese fue el primer restaurante que ofreció locro de papa en el sector. Ahí, a una casa de adobe, llegan turistas y colonos.
Ayer, entre las 13:00 y 13:45, el sitio se llenó. Jorge, el dueño, trabaja en la caja. Él va y viene de El Riobambeñito y del local La Riobambeñita. Entre risas, agradeció a Dios por el éxito de su negocio. “A pesar de la final de la Champions League (Barcelona vs. Manchester United) y las fiestas del sector, se llenó el sitio”.
Almache cuenta que llegó a Guayllabamba a los 5 años de edad. Sus padres, en un paseo a Ibarra, decidieron instalarse en el sector por una semana.
Según él, su padre Julio Almache se dio cuenta que en el sector no había restaurantes y los transportistas que hacían escala no tenían dónde comer.
“Era la última parada antes de llegar a Quito. Un viaje de tres horas les esperaba, pero no había dónde alimentarse”, dijo Jorge.
Así, en la vieja casa de adobe, empezó el negocio. El locro de papa y el hornado típico de Riobamba fueron los primeros platos de la carta que ofrecieron.
Además, se vendían desayunos, almuerzos y meriendas. Hace 61 años, la dinámica del trabajo empezaba a las 05:00 y terminaba a las 20:00. Hoy, el restaurante se abre a las 09:00 y se cierra pasadas las 19:00.
La comida no fue el único negocio de los Almache, que a opinión del guayaquileño Luis Tapia, tienen el mejor locro que ha probado. “Sinceramente, ni en Riobamba me gustó tanto el plato. Aquí, es otra cosa”, contó el turista.
Julio Almache (padre), además de trabajar en el restaurante, vendía gasolina y aceite. “Mi papá tenía una filosofía de vida. Si el restaurante no daba plata, la gasolina tenía que dar. Si no daba en una cosa, daba en otra”, explicó Jorge.
Hoy, tres de los siete hermanos Almache tienen restaurantes. Hace 30 años, decidieron seguir su propio camino. Actualmente, además del locro de papa y el hornado, se ofrecen llapingachos, papas con cuero, yahuarlocros, secos de chivo… Cuatro restaurantes y un pueblo pequeño.
¿Qué opina de la competencia? Jorge sonríe y explica que sí hay gente que va de restaurante en restaurante para ver cuál es el mejor. Hacen referencia a la cantidad y a la sazón. “Mis hermanos y yo trabajamos a conciencia y gracias a Dios hay trabajo y clientes para todos”.
El locro de papa con aguacate, tostado y chicharrón es el plato más vendido del lugar. Este plato cuesta USD 3,60.
Los fines de semana y feriados son los de mayor demanda. Gabriela Sandoval y Diego Cevallos son esposos y llegaron desde Quito. “Quisimos salir de la rutina y comer algo diferente. Nos gusta el sitio, vengo desde que tengo 8 años a La Riobambeñita”, manifiesta Cevallos.
Él y su esposa no sabían que el resto de restaurantes eran de los hijos del primer dueño. En su opinión, llegan allá porque el sitio es el más antiguo y de mayor acogida entre los visitantes.
Ana Almache es hija de Jorge y cuando su padre tiene que ausentarse toma las riendas del negocio. Los Almache viajan hasta tres veces a la semana a Quito. Van al mercado de San Roque a hacer las compras. “Aquí no se consigue todo lo que se necesita”.