El ‘gringo’ Proaño y el teatro

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Hubo una vez un ‘teatro quiteño’ con un buen escenario –el Teatro Sucre-, un interesante grupo de artistas, chismes de una farándula amistosa y hasta un concurso y una exportación –mínima pero animosa- de un galán joven.

La historieta comenzó a mediados de los años veinte, cuando aún funcionaba el cine mudo, con la presencia de un español –el profesor Luis Reboredo- que dio clases para que surgieran los primeros actores y actrices.

En 1927 el entusiasmo llegó al clímax, con la competencia entre tres compañías: la Dramática Nacional, con Marina Moncayo como primera actriz; la de Comedias y Variedades, con Carlota Jaramillo, y la de Zarzuelas, con Victoria Aguilera y Rosa Saá.

En las funciones se filtró un joven quiteño, Gonzalo Proaño Maldonado, quien se autodescubrió como un aficionado total al teatro. Al llegar a los 20 años actuó ya como con sus primeros papeles y luego como un precoz galán joven.

Por esa época llegaban a Quito compañías teatrales y una de ellas –cubano puertorriqueña- captó el entusiasmo del neoartista y lo incluyó en su elenco.

A viajar y actuar se ha dicho, con altos y bajos. Tuvo satisfacciones y contrastes. El grupo se disolvió en La Habana, por culpa de una revolución, pero Gonzalo viajó a Puerto Rico y se incorporó a otra caravana artística.

Durante una decena de años vivió las emociones del teatro en diversos países, entre ellos los centroamericanos, Venezuela, Colombia… y regresó a Ecuador. Ya en su patria, matrimonio con una joven y guapa lojana, Haydé Ruiz.

Él se encargó de adaptarla para el teatro, comenzando con un seudónimo (Alma Nuri) y enseñándole actuación.

Estaba por entonces en su apogeo la compañía Gómez Albán y, por supuesto, el ya fogueado artista fue bien recibido, más aún si mostró clase en todos los papeles que le confiaron, constituyéndose en una estrella de la compañía.

En las estampas quiteñas se presentó como el ‘gringo turista’ y fue un éxito. Más tarde viajó nuevamente hasta que la muerte le sorprendió. En 1963, mientras actuaba en una radionovela, en Bogotá. Fue un artista completo y Alma Nuri llegó a destacarse en el ambiente radial.

El Cafelibro

Gonzalo Proaño Ruiz, el hijo mayor del ‘gringo’ Proaño, mantiene desde hace 18 años el Cafelibro –conjuntamente con su esposa Silvia Garrido- como un espacio dedicado al arte y a los recuerdos artísticos.

Está participando en el concurso Eugenio Espejo.

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