Desde la piedra y el barro, en la época romana, como base para plasmar la realidad, hasta los diseños digitales. Desde Ferdinand de Saussure hasta Ernesto Sábato, la representación de lo que se conoce del mundo se recoge en el signo, en la imagen que procura capturar el entorno. Por la misma vía, las realidades de seis barrios se acopiaron en tipografías creadas a partir de las características individuales de cada espacio, de su arquitectura, personajes, historia y la cotidianidad de su gente.
La Yumbada, en Cotocollao; la arquitectura, en La Magdalena; las casas patrimoniales y centros de diversión, en La Mariscal; la Concha Acústica, en la Villa Flora; las ruinas arqueológicas y las viviendas modernas, en Rumipamba; y la vecindad, en El Recreo. Cada elemento fue identificado por 181 estudiantes de Diseño de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE).
Los alumnos hicieron una representación icónica de los lugares de Quito, como también lo han concebido, a través de sus relatos Jorge Icaza, Abdón Ubidia, Javier Vásconez, Francisco Proaño, Pablo Palacio, entre otros narradores.
Vicente Robalino, escritor y catedrático de la Universidad Católica, da un paseo por la historia para recordar que lo que conservamos del mundo, como percepción sensible, no es el objeto en sí, sino su imagen acústica, “la huella psíquica”.
Se puede verbalizar la arquitectura de la Catedral, convertir en imágenes la leyenda del padre Almeida o escoger un nombre o, en este caso, una letra que represente a un barrio, que se convierta en un símbolo en el que pueda reflejarse una colectividad.
Ese camino siguieron los jóvenes de la UTE para crear tipos de letras que identifiquen a los seis sectores. Se dividieron en agencias, como parte de un programa denominado Taller Profesional.
Arraray, Cachivache, Makabu, Idee, Yotta, Tipógrafos y Dexso recorrieron los sitios. Redescubrieron los inicios de El Recreo y sus raíces en una fábrica textil, que funcionaba en el sector. Caminaron por Cotocollao para reencontrarse con los “olleros” (como se denominaba a los vendedores que se tomaban la plaza del lugar), los rezagos de arquitectura colonial y el comercio que, actualmente, prima en el barrio.
En Rumipamba, los bohíos, aquellas casas rudimentarias que en un tiempo se levantaron en ese espacio, reaparecieron entre las edificaciones modernas, de una clase media y media alta. La agencia Dexso fue la responsable de matizar la topografía actual con las raíces ancestrales del lugar.
En la Villa Flora, Idee y Cachivache tomaron caminos distintos para crear dos tipos de letras. La arquitectura y las cerrajerías que hay en el sitio fueron los elementos para Villa Font. Los personajes, la historia, los sitios emblemáticos y la cotidianeidad se convirtieron en Taita Flora.
En la segunda, uno de los elementos de partida fue la Concha Acústica. Ese escenario donde tuvieron sus primeras presentaciones los hermanos Miño Naranjo y que, por 40 años, ha sido la tarima para el movimiento roquero de la capital.
Daniel Brito, Jairo Novillo, Israel Manosalvas, Danilo Cornejo, Michael Murillo y Cristhian Reina son algunos de los líderes de las agencias que participaron en el proceso de creación, partiendo desde los rasgos que, al igual que el desarrollo de las tipografías, no se han quedado estáticos. Cada barrio se ha desarrollado.
Lo mismo ocurre con las tipografías relacionadas al diseño gráfico: tienen un punto de transición con la invención de la imprenta moderna (1440, Johannes Gutenberg) y evolucionan, respondiendo a las tendencias, al desarrollo cultural del ser humano, así como la base comunicacional.
Daniel Brito, de Cachivache, recuerda que durante las dos semanas de investigación, el barrio se convirtió en su casa. Los moradores y comerciantes que, en principio, los veían como “los loquitos que caminaban por las calles”, les contaron sus anécdotas y las dinámicas de la Villa Flora moderna.
El proyecto tuvo ganadores: la agencia Arraray. Los 10 miembros trabajaron la tipografía para La Mariscal. Un barrio central, comercial, que combina lo turístico, histórico, así como la diversión y las oficinas. Los techos en punta de los 190 bienes patrimoniales fueron parte de la inspiración. El premio será una gira académica a Chile.
Como resume Robalino, a la par de las novelas de los escritores que han narrado a la ciudad, las tipografías son puntos de vista, miradas, si cabe el término, focalizadas del espacio urbano, no una visión homogénea ni “real”, asumidos por el narrador y por los personajes.