La Forestal IV es ahora un barrio en ruinas

Lo que hasta el lunes era un lugar habitado por 133 familias, ayer parecía un barrio abandonado por años. Las casas estaban desmanteladas. En algunas ya no había nadie. Solo quedaban muros que recordaban lo que fue. Uno de ellos tenía pintado un letrero de panadería. El olor a pan aún se percibía en la cocina donde estaba el horno.

Pero en otras, los dueños continuaban sacando bloques, puertas, palos y otros materiales. Bertha Gómez, quien vive hace 20 años en el lugar, esperaba vender algo, para reponerse económicamente. Se dedica a lavar ropa, pero desde el lunes no ha ido a trabajar. Gómez estaba muy triste por tener que dejar su casa, prácticamente nueva. Aún le faltaban los acabados, pero estaba contenta de lo que había logrado.

Cuando llegó a vivir ahí había una quebrada, matorrales y mucha vegetación. “Al principio vine con unas tablitas y unos pedazos de cinc, puse cuatro palitos”, recuerda. Para construirla, hizo un préstamo de USD 4 000.

Tiene un hijo no vidente y otro con epilepsia. Su niña es estudiante. “Ya tengo dónde arrendar, pero nunca voy a estar bien como en mi casa. El esfuerzo de toda la vida está aquí. No me van a devolver lo que yo he sufrido para tener mi casita”, decía llorando.

También le duele perder sus animales. Tenía pollos y chanchos, pero los vendió. Dijo que un cerdo de 100 libras cuesta USD 200, pero le pagaron solo 150. Los aceptó porque no tenía alternativa. El miércoles sacó las puertas de su casa, pero las robaron. Ahora solo espera que la solución habitacional en La Mena 2, que le ofreció la Alcaldía, llegue lo más pronto posible.

En La Forestal IV abundan las mascotas. Hay perros y gatos por todo lado. Son los compañeros fieles de los habitantes del barrio. Con tristeza, Gómez encargó uno de los tres perros que tiene y uno de sus dos gatos a una brigada de la Administración Eloy Alfaro.

El técnico en Salud Pública, Rubén Proaño, explicó que hasta las 10:00 de ayer juntó unos 40 perros, entre adultos y crías.

Los cuidarán en un albergue en la av. Teniente Ortiz. Voluntarios de PAE ayudaron en el proceso. Tendrán una especie de guardería para perros y gatos. Allí los cuidarán, bañarán y alimentarán mientras sus dueños pueden volver a tenerlos consigo.

En medio del cansancio por las arduas jornadas, algunos vecinos se sentaban para retomar energías. Magaly Uchi les vendía porciones de chochos con tostado a USD 0,50. La mujer vive en El Troje y todos los días va a la av. González Suárez para vender sus productos. Cuando vio los noticieros sobre la evacuación en La Forestal IV, decidió ir e hizo bien. El miércoles, las dos canastas que cargaba quedaron vacías.

Mientras ella ofrecía este cucayo, otra mujer vendía espumilla. Funcionarios municipales, en cambio, ofrecían agua. Los vecinos consumían un poco de todo, y se sentaban frente a sus casas para ver lo que quedaba de ellas. Muchos lloraban, al despedirse de sus vecinos de años.

 

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