Para Mitchel Narváez, estudiante de primer año de Bachillerato, el pasar por las aulas del Colegio San Gabriel es un privilegio.
El entusiasmo y orgullo lo describe con una sonrisa y con palabras. “La calidad de la educación es excelente. Tener, además, el cuidado de la Virgen Dolorosa es muy reconfortante. También tenemos mucho apoyo en lo deportivo. Soy parte de la selección de fútbol y voley del Colegio”.
La excelencia académica es una marca de los gabrielinos, asegura William Martínez. Él tiene previsto graduarse este año y se proyecta a ser médico. “En el San Gabriel nos preparan en los ámbitos personal y académicos. Son exigentes, muy exigentes”.
Por los pasillos caminan junto con Martínez, sus compañeros y amigos de la especialidad Químico Biólogo: Roberto Zambrano y Diego Gordón. Los tres aseguran que la amistad que han formado en el Colegio es valiosa y aspiran a que perdure durante años.
Para Ana Guayasamín, profesora de Química desde hace más de 30 años, los estudiantes también le exigen calidad en su educación. “Tienen grandes expectativas. Salen con una preparación avanzada. Soy una profesora muy exigente, pero mantengo una buena relación con los jóvenes”.
En el 2009, el Gobierno Nacional reconoció al Colegio San Gabriel con la Condecoración Aurelio Espinosa Pólit, a la excelencia académica, por haber obtenido el primer lugar en las Pruebas SER, realizadas por el Ministerio de Educación entre más de 1350 colegios de la Sierra y la Amazonia.
Es común que los estudiantes hablen de la influencia de la Virgen La Dolorosa, símbolo de la institución. José Torres está próximo a graduarse. La formación religiosa ha contribuido en el fortalecimiento de su ética, principios y valores. “La preparación académica es importante, pero acá nos enseñan a ser seres humanos para servir a los demás. Nos forman con principios y altos valores. La presencia de La Dolorosa ha sido parte de mi crecimiento”.
Según el sacerdote rector, Rolando Calle, la educación jesuita ha sido la columna vertebral en la formación de 150 generaciones de gabrielinos. “La creencia es fundamental en el ser humano, entre ellas es importante la religiosa”. Los estudiantes realizan actividades de ayuda comunitaria dentro y fuera de la ciudad.
El viernes 20 de abril de 1906, en el antiguo Colegio San Gabriel, ubicado en las calles Benalcázar y Sucre, en el Centro de la ciudad, se presentó un evento milagroso. Corrían las vacaciones de Semana Santa. 35 alumnos internos cenaban en el comedor y el reloj marcaba las 20:00.
Dos alumnos observaron que los párpados de la imagen de la Virgen de los Dolores se movían. La imagen abría y cerraba los ojos como una persona viva.
Hasta la actualidad, la Virgen Dolorosa es un símbolo para la Comunidad Gabrielina de Quito. El 20 de cada mes se realiza una misa en la capilla del Colegio, a la cual asisten cientos de egresados.
Para José Masache, graduado en 1974, la Virgen Dolorosa es el nexo que mantiene unidos a los ex y actuales alumnos del Colegio. “Cuando voy a las reuniones vuelvo a la juventud. Somos muy unidos y solidarios entre los gabrielinos”.
La Asociación de Egresados ASIA, por sus siglas en latín, que significa Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús, fue creada en 1931. Personajes políticos y académicos presidieron esta organización. Por ejemplo, Pablo Arturo Suárez y los ex presidentes de la República, Camilo Ponce y Sixto Durán Ballén. También figuran en la lista de egresados Fabián Alarcón, Velasco Ibarra, Jamil Mahuad, entre otros.
Roberto Aguilar/ Presidente de Egresados
‘Tenemos una madre en común, la Virgen’
Debo rescatar la formación académica de excelencia que se mantiene desde su fundación. Los resultados del San Gabriel siguen estando a la cabeza del resto de colegios. Sin embargo, es más importante la formación en principios y valores. Somos personas responsables que debemos colaborar con la sociedad y ser líderes en los diferentes procesos de vida.
Sin terminar siendo ‘curuchupas’, hay algo que te queda del compromiso social. Lo más especial es el halo de la Virgen La Dolorosa, que nos une a los gabrielinos. Tenemos una madre y patrona en común. Nos sentimos como hermanos, es lo que nos inculcan y nos sentimos de esa manera. Somos solidarios entre nosotros.
Nos ayudamos en cualquier situación que nos encontremos.
Fernando Ortiz/ Escritor y conferencista
‘Ser gabrielino es respetar mi fe’
Aunque soy un ex alumno del Colegio San Gabriel, siempre seré un gabrielino.
Tal condición me implica respetar y vivir de acuerdo con los preceptos que me inculcaron, dar mi mejor esfuerzo para “Ser más para servir mejor”. Respetar mi fe, viviéndola en cada acción. Además, vencer el miedo, por difícil que sea el reto y jamás abandonar al compañero caído, jamás. Cumplir mis responsabilidades, sin excusas. Aportar con mi sudor a la construcción de un mundo mejor. Y, por supuesto, vivir y morir por quienes amo y por lo que creo.
El San Gabriel no solo me educó en asignaturas para proseguir estudios, también me formó en valores para vivir con integridad y así saber, en cada momento crucial, elegir el hacer lo correcto.
Daniel Montalvo/ Gerente de Gestión en Diners
‘Ser más para servir mejor, rige mi vida’
‘Ser más para servir mejor’, ese es el compromiso que llevo por ser un gabrielino. Esto se refleja en que nos formamos y educamos para servir, que nos ocupamos de nosotros, de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro entorno. Esto, de forma práctica, lo reflejamos siendo, pareciendo, pero especialmente haciendo y creando cambios y transformación en el espacio en el cual cada uno de nosotros actúa. El Colegio
San Gabriel es el lugar donde aprendí y crecí, pero especialmente un lugar donde se forjaron los valores de honestidad, solidaridad, empatía, servicio a los demás y especialmente un profundo amor por nuestra Madre Dolorosa. Son guías de conducta que mantenemos durante nuestra vida, allí obtuvimos los amigos de toda la vida.