Rodeada por los suyos, a los 93 años, falleció ayer doña Enma Mosquera Manosalvas, quien fue muy estimada en Quito y se caracterizó por superar en los años treinta y siguientes varios prejuicios que afectaban al sexo femenino, sobre todo serrano, habiéndose caracterizado, además, por su belleza que siempre llamó la atención, igual que por su simpatía y sus virtudes.
Fue la primera mujer que apareció conduciendo un vehículo por las calles de Quito, jugó tenis –apoyada más de una vez por el campeón Pancho Segura Cano- y lo hizo luciendo un short, destacó en más de un concurso de belleza, habló fluidamente inglés, francés -y español, por supuesto-, a más de que escribió usando la taquigrafía . Por añadidura, fue la primera secretaria del Colegio Americano y se desempeñó en otros lugares como empresaria, funcionaria o empleada, según los casos.
Enma fue hija de Alejandro Mosquera Narváez, hermano del doctor Aurelio Mosquera Narváez, un conocido médico que desempeñó la presidencia de la República en 1938. Su madre fue doña Maria Manosalvas. Al fallecer tempranamente Alejandro, su viuda Maria llevo a sus tres hijas a Bélgica bajo la protección de las religiosas de la Providencia, luego se trasladaron a Inglaterra, realizando allá estudios, junto con sus hermanas Aída y Fanny.
Regresó a Quito y en 1934 cuando tenía 17 años, e ingresó al colegio 24 de mayo para aprender español y terminar su secundaria. Residió desde entonces en la ciudad, siempre estimada y respetada, con una personalidad muy definida y contagiando con su espíritu y sonrisa. Contrajo matrimonio con Rafael Almeida, procreando sus hijos Xavier y Rafael, este último fallecido joven.
Su esposo falleció prematuramente y ella contrajo posteriormente matrimonio con el Tnte coronel Augusto Cobo. Sus funerales se realizarán en la intimidad familiar.