La expectativa crece en Tababela

Darío Estrada tiene una hacienda de 3 hectáreas en la parroquia Tababela, a ocho minutos del nuevo aeropuerto. Él comentó que desde hace cinco meses puso en venta la propiedad.

“Los fines de semana visitaba el lugar, era para descansar con la familia. Cuando se inaugure el aeropuerto no creo que pueda venir a descansar”. Estrada ha recibido ofertas de empresas hoteleras y entidades relacionadas con actividades aeroportuarias.

Los dueños de terrenos e inmuebles en la parroquia de Tababela aseguran que los valores por metro cuadrado se han incrementado. Antes de la construcción del aeropuerto, el metro cuadrado de terreno tenía un costo de entre USD 40 y 50. Desde el 2011, se fijó entre USD 80 y 100.

La actividad económica de la parroquia también se ha incrementado, principalmente, en el sector inmobiliario y de pequeños negocios locales.

Gloria Tobar vive en Tababela desde hace siete años. Ella tiene una papelería en la calle principal y conoce a la mayoría de habitantes de la parroquia. “Desde hace un año aproximadamente han llegado grupos de extranjeros que trabajan en el aeropuerto. Hay más gente en el lugar y han mejorado las ventas”.

Tobar aseguró que en su mayoría son empresas las que compran terrenos en el lugar. “Hasta donde conozco, las viviendas tienen poca demanda. A quién le va a gustar vivir cerca de tanto ruido. Muchas personas que habitan aquí se quieren ir, pero se les dificulta vender sus propiedades”.

Tababela tiene un área de 2 400 hectáreas. Del 15 al 20% de la actividad económica de la parroquia está vinculada con la agricultura, especialmente, el cultivo de frutillas. Jairo Lema trabaja con su familia en una plantación de esa fruta. Él dijo que no tiene seguridad si la nueva terminal va a beneficiar a su trabajo. “Habrá más ruido y contaminación, eso puede afectar a las frutillas”.

Santiago Garzón ya vive 68 años en el lugar y comentó que cuando se inaugure el nuevo aeropuerto la vida en la parroquia se modificará. “Ahora solo hay cuatro tiendas en el lugar, no necesitamos más. Después, esto se va a llenar de negocios, tiendas, supermercados y hoteles”.

Soraya Montero compró un terreno de 200 metros cuadrados en USD 20 000 hace siete meses.

Tiene previsto construir locales comerciales. No pretende vivir en la parroquia. “Aquí hay potencial económico. Hay muchos negocios que son necesarios y hacen falta, para los habitantes y para los usuarios y trabajadores del nuevo aeropuerto”.

Andrés Quisaguano compró una vivienda de USD 180 000, en Tababela, hace tres años. Allí vive con su familia. Él opinó que la parroquia se beneficiará con el aeropuerto por el crecimiento poblacional y económico.

“En Quito ya no hay donde vivir ni trabajar, todo está copado. Aquí tenemos la gran oportunidad de generar negocios propios y ganar bien. Estoy ansioso de que se inaugure la nueva terminal”.

La incertidumbre es una respuesta constante entre los habitantes de la parroquia. Hernán Echeverría, administra una de las cuatro hosterías que hay en el lugar. Él aseguró que no es una garantía de crecimiento económico la llegada del aeropuerto.

“Nosotros no tenemos la capacidad para alojar a muchas personas y por un tiempo prolongado. Por lo general, vienen tres o cuatro familias los fines de semana. El aeropuerto no es una ganancia para el negocio”.

De acuerdo con la planificación de las autoridades, la nueva terminal aérea de Quito empezará a funcionar el 12 de octubre de este año. Desde julio se aplicará el operativo de traslado de los bienes muebles de las empresas que operan actualmente en el Mariscal Sucre, norte de la capital.

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