Yodo se habría identificado en el primer análisis del agua que generó espuma, en una fuente de agua de Checa. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
El informe final de la Secretaría Metropolitana de Ambiente de Quito determinó que las capas de espuma que aparecieron sobre los canales de riego de Checa, en el nororiente de Quito, no representan una amenaza para la comunidad.
Se informó a los habitantes del sector de La Tola Baja, que se permite el uso de esta vertiente, explica Liliana Lugo, directora de Políticas y Planeamiento Ambiental de la Secretaría Metropolitana de Ambiente. Los componentes no son tóxicos para los cultivos e irán disminuyendo poco a poco.
Según el informe, el origen de la contaminación en el agua fue un desinfectante yodado. Al realizar las pruebas se encontró yodo y tensoactivos que son características de los yodóforos. Estos son utilizados como desinfectantes, bactericidas y fungicidas en el área veterinaria.
A pesar de que se todavía se observó espuma en el momento de la inspección en la acequia, estos tensoactivos disueltos no sobrepasan el criterio de calidad para la preservación de la vida acuática y silvestre en aguas dulces.
Lugo cuenta que los niveles de espuma han ido disminuyendo, lo que muestra que la vertiente recuperará sus características originales. Sin embargo, los derrames en cauces de agua intencionales o accidentales de compuestos químicos son un riesgo, ya que causan una contaminación que puede perdurar largo tiempo.
El 1 de marzo del 2016, los moradores del sector de la Tola Baja, fueron quienes denunciaron la presencia de espuma a lo largo de los canales de riego de Checa y de una sustancia oscura a las orillas de una quebrada que abastece de agua a estos canales.
Ante el llamado acudieron personal de los bomberos, COE Metropolitano, Policía Nacional y Secretaría de Ambiente. Después se procedió con la inspección de las sustancias encontradas que arrojó estos resultados 72 horas después del informe preliminar.